Las marcas en nuestro tiempo

Autor: Francisco Bascuñán Walker | Fecha: 2014-11-06 | ID: 701 | Categoría: Espíritu | Tema: Reflexiones | Tipo: Pensamientos

Se dice que los Avatares son seres de mundos superiores que, movidos por su misericordia, bajan a los mundos inferiores para guiarnos en nuestra evolución. Ellos marcan los tiempos y generan ‘Eras’ entre nosotros.

Es tan evidente su luz que impacta sobre todas nuestras conciencias individuales, colectivas, sociales y culturales y producen un verdadero salto en nuestra evolución como especie. Tener contacto directo con la luz de un avatar es un privilegio de pocos, y es imposible seguir siendo quien uno era. Pero incluso si su luz es indirecta, es decir, si nos toca solo un reflejo pálido de esta maravillosa luz también tiene el efecto de conmovernos e impulsar una transformación interior al permitirnos darnos cuenta de un aspecto nuevo de la realidad.

Analógicamente, en determinadas situaciones de nuestras vidas nos toca transitar por una experiencia poderosa que nos trasforma y nos marca…. Cambian nuestras vidas para siempre. Cierran etapas y abren nuevas eras en nosotros. Muchas de estas experiencias son dolorosas ligadas a la pérdida y al hecho de no querer desapegarnos de lo que se marchó. Pero para que algo nuevo nazca, primero debe morir y éste es un proceso difícil.

La muerte se lleva una parte nuestra, la parte acomodada y pacífica, se lleva lo cotidiano que formaba parte de nuestra estructura segura, querida y predecible. La muerte se lleva aquello a lo que nos apegamos con fuerza y es conocido y bueno… a cambio deja un vacío.

Y es justamente en ese vacío donde se nace nuevamente. Cuando estamos perdidos, y nuestras estructuras seguras parecieran no tener sentido, una luz misericordiosa nos muestra un nuevo camino y queda la marca en el tiempo.

Luego las recordamos (a las marcas) como el día que empezó todo, las observamos como cicatrices o tatuajes en nuestro cuerpo que nos recuerdan que hemos vivido y que pese al dolor hoy somos más grandes… y podemos mirar la vida con menos explicaciones y más aceptación de quienes somos. Son los grandes motores de voluntades que se elevan al cielo.

Niña levantando la mano

Francisco Bascuñán Walker
Noviembre 2014

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