Historia con propuesta

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2013-05-07 | ID: 698 | Categoría: Cosmos | Tema: Ciencias sociales | Tipo: Ideas, propuestas y proyectos

Cuando en 1542 don Pedro de Valdivia llega al valle del Mapocho y funda la ciudad de Santiago, se inicia un nuevo período de nuestro querido Chile.

Ya antes, en tiempos preincaicos, nuestro territorio había sido invadido por más 40 etnias diferentes, que se fueron desenvolviendo sucesivamente desde el norte hacia el sur, hasta Chiloé: Atacameños, Chincha-diaguitas, proveniente de Tiahuanaco, entre otras. Asentadas en territorio chileno todas estas etnias tuvieron el mismo idioma. Cien o doscientos años antes de la invasión incaica, estos asentamientos fueron cortados a la altura del río Cautín, por la llegada de otro pueblo, que se hacían llamar “Mapuches”, venían desde el otro lado de la cordillera (año 1200 d.c. aprox.). De esta forma se colocó una cuña entre los Andes y el Pacífico y entre el Bío-Bío y el Toltén. El pueblo Mapuche se distinguió por ser lejos uno de los mejores guerreros conocidos en el planeta, a juicio de los mismos españoles que en ese tiempo sí lo eran; sin embargo, por razones más difícil de explicar, al entrar a territorio chileno, perdieron se idioma. Los originarios preincaicos fueron desplazados, mas no destruidos, unos hacia el norte que llamaron “Picunches”, y otros hacia el sur que llamaron “Huilliches”. Posteriormente, los picunches o gente del norte, fueron invadidos por los ejércitos incaicos del Perú quienes pudieron llegar sólo hasta el río Maule.  La primera invasión incaica fue el año 1460 de la era cristiana, sólo 73 años antes de la llegada de Almagro, bajo el reinado de Tupac Yupanqui,  y llegó hasta el valle de Coquimbo, 25 años más tarde llegaron hasta el Maule.

De esta forma, a la llegada de los españoles, el territorio chileno se encontraba dividido en tres secciones, 290.000 picunches, 350.000 mapuches y 430.000 huilliches; pero todos hablaban el mismo lenguaje, desde el norte hasta el sur.

LA CONQUISTA

Valdivia venía con instrucciones monárquicas, del rey de España, en el sentido de conquistar nuevos y más territorios para el entonces poderoso dominio español, siempre con la disculpa religiosa como es de rigor en toda conquista, esta vez para evangelizar a los indios en la fe católica, ya que, hoy por hoy, no podemos decir propiamente cristiana.

El choque de españoles con incas fue fuerte, tan fuerte como lo puede ser el sentimiento de ser sometido, pero no tan cruento como el choque entre españoles y mapuches, llamados también “araucanos”, en el sur de Chile.
 
Los mapuches, pueblo religioso, mítico, fuerte, guerrero e indómito, hicieron rápidamente la reingeniería de la guerra a la luz de estos nuevos enemigos mitad personas mitad animal, ya que no conocían el caballo. Para darnos una somera idea de la envergadura de esta reingeniería, pensemos en:

  1. Pedro de Valdivia: vivió 11 años en Chile, eso fue todo.(† 25-12-1553)
  2. Lautaro: araucano, genio político y guerrero, entró muy joven al servicio de la casa de Valdivia donde aprendió mucho, especialmente todo lo referente a la caballería, pero todo su genio militar corresponde a una creación propia, llegando a ser Gran Toqui de los ejércitos mapuches antes de los 18 años de edad; y murió en Peteroa (1557) a los 22 años de edad.  Cuatro años fue el tiempo que tuvo Lautaro para hacer la reingeniería, siendo aún mucho menor que el que dispuso Valdivia para la conquista.
  3. Al inicio de la guerra, el equilibrio de fuerzas era de 14 araucanos por un español. Sin embargo con la acción de Lautaro, gran Toqui al mando de un pueblo de alto sentido guerrero, la situación cambió a la siguiente:
    1. Bajó el equilibrio a 4 araucanos por español.
    2. Eligió el lugar de los enfrentamientos, previamente preparado con profundas zanjas ocultas con ramas y con afiladas puntas de cañas enterradas en su interior para recibir a los caballos españoles caídos.
    3. Crearon la infantería montada, siglos antes que los ejércitos europeos.
    4. Reemplazaron el primitivo choque de masas confusas sin objetivos inteligentes, por unidas organizaciones de acuerdo a estrategias propias de cada batalla.
    5. Se dividían para marchar y se unían para pelear, exactamente como lo dispuso Napoleón 250 años más tarde.
    6. La contienda la hicieron en forma continua, aprovechando la superioridad numérica, organizando turnos para combatir las 24 horas del día de tal forma que por mientras un grupo luchaban los otros se alimentaban y dormían. 
    7. Inventó o adecuó armas de guerra, como las macanas y las masas, capaces de abatir caballos y jinetes.
    8. Creó una inteligencia militar, y muchos otros aciertos de tácticas militares, creadas en forma innata por un genio como Lautaro, reconocido por todo el mundo especializado.

Valdivia y Lautaro fueron dos generales extraordinariamente feroces de una valentía y coraje difícil de encontrar, imbatibles; a no ser por la traición. Y fue por esta misma causa que ambos fueron descuartizados.

A Valdivia lo guiaba su irrestricta obediencia al rey, por su decidido sentido religioso y por su ascendencia goda de incalculable capacidad guerrera. Estas mismas características son aplicables a todos los íberos llegados con Valdivia. Por su parte, a Lautaro lo guiaba, como orgulloso representante del pueblo mapuche, su profunda religiosidad y su indomable espíritu de libertad. También estos atributos son aplicables a todo el pueblo mapuche.

Estas eran las dos fuerzas que se prestaban a iniciar una de las guerras más largas de la humanidad; por 300 años, 3 siglos, hasta mediados del siglo 19 se debatirían en lo que se llamó la Guerra de Arauco. Difícilmente se puede hablar de vencedores, más bien podemos decir que hubo un profundo sincretismo de dos culturas que dieron por origen a la raza chilena.

Los 50 años siguientes, que forman parte de la “Conquista”, fueron de victorias y de derrotas mutuas, en una inestabilidad angustiante de vida o de muerte; y para los españoles, de desaparición. Fue en esa época cuando mi primer antepasado español, don Álvaro, llegó a Chile a cargo de las fuerzas armadas como “maestre de campo”, cargo que ocuparon sus 4 siguientes generaciones nacidas en Chile; la primera de ellas de don Francisco Javier, quien en su madurez escribió “El Cautiverio Feliz”, constituyéndose en el primer libro chileno, y donde hace referencia a la vida araucana que le tocó vivir en cautiverio después del desastre de Las Cangrejeras (1629 aprox.) cuando el autor contaba con sólo 20 años de edad y en donde su padre Álvaro, perdió un ojo. Por medio de este libro podemos conocer no sólo las costumbres del pueblo mapuche, sino que también su nobleza de pensar y de actuar. También podemos apreciar claramente el respeto y admiración mutua, propia de pueblos guerreros, que se tenían entre los mariscales de ambos bandos, al punto que don Francisco le debe su vida (y por supuesto que la de todos sus descendientes) al reconocimiento y aprecio, por parte del Gran Toqui Lientur y del cacique Maulicán, que le tenían a don Álvaro por su humanidad, su honorabilidad y por el cumplimiento de su palabra. Es así como todos los que llevamos en alguna forma el apellido Bascuñán, le debemos nuestra existencia a estos nobles gestos y por ende sometidos a ellos.

LA COLONIA

Sólo con el avenimiento del siglo 17 (año 1.600), se inicia lo que llamamos la “Colonia”.  Durante los siguientes 200 años (siglos 17 y 18), se echan las bases del país, siempre en guerra, con muchas dificultades, pero en constante desarrollo económico, social y de calidad de vida; en un estricto ordenamiento monárquico. Durante este período de la Colonia, se forma la raza chilena, con características bien definidas y que proviene de los aguerridos españoles (corriente goda) y de los indomables mapuches.  Nada de fácil la mezcla.

La Colonia termina con la independencia de las colonias del reino de España a comienzos del siglo 19.

LA INDEPENDENCIA

Con el término de la Colonia, el quiebre de la autoridad monárquica e inicio de la Independencia, se inicia un período de nuestra historia bastante complicado tanto para el desarrollo social como para los historiadores toda vez que 200 años hasta nuestra época, es un lapso de tiempo aún bastante corto para hacer historia. Además, creo que desde la Independencia en adelante, se entrelazan tres cuentos históricos diferentes según conveniencias de diferentes índoles: la de los araucanos, la de los católicos y la de los laicos. Como no soy historiador, y no pretendo serlo, mi cuento es el siguiente:

A principio del siglo 19, se produjo en Europa una tremenda desestabilización proveniente del poder de tres naciones en contienda: Inglaterra, Francia y España; y del poder de tres ideas en evolución: la católica con su inquisición ya lejos de los principios cristianos, como reacción a la anterior la masonería ya desde ese tiempo muy influenciada por el sionismo, y los humanistas laicos con una corriente de influencia luterana.  

Napoleón

Napoleón en Francia, aprovechando la decadente monarquía española, y aduciendo tratados anteriores, obliga a los españoles enfrentar en conjunto a los ingleses. A su vez, Inglaterra se prepara para prevenirse de España y Francia. El destino del imperio dominante se iba a decidir en el mar; fue el 21 de Octubre de 1805 en la batalla de Trafalgar. A pesar de su inferioridad numérica, la estrategia del gran almirante inglés Horatio Nelson, muerto de un tiro en esa batalla, hizo desequilibrar la balanza y lograr un total y definitivo triunfo a favor de Inglaterra. A juicio de los ingleses, Napoleón insistiría en hostigar a Inglaterra, pero seguro que no lo iba a hacer por mar. Este fue el momento en que se echó base para la instauración del más grande de los imperios conocido en la tierra: el Imperio Británico.

La logia lautarina

Inglaterra, como forma de prevenirse del imperio español en manos de una monarquía en absoluta decadencia y para remate en manos del emperador francés Napoleón I, o simplemente Napoleón, implanta una estrategia fundada en debilitar las arcas españolas, las que para esa época ya se encontraban bastante mal. Para ello, organiza lo que se llama la “Logia Lautarina” con el claro objetivo de desmembrar el territorio del imperio español. Sin duda, parte importante de este imperio era la América Española. Por consiguiente, la Logia Lautarina se propondría intervenir para lograr la independencia de  las colonias españolas en América, pero bajo ningún punto de vista que ellas pudieran formar un nuevo conglomerado de poder que pudiera mellar los interese del imperio británico. Este sería el tope, y si se llegara a intentar pasar este límite, el destino era simplemente el destierro, la muerte o el asesinato. Este concepto, como lo veremos, es una premisa que perdura hasta nuestros días.

No es casualidad que ni Simón Bolívar ni el Gral. José de San Martín, hayan podido lograr sus anhelos de formar una América unida, con posterioridad a la independencia de las colonias americanas. Ambos terminaron sus vidas de mala forma. Lo que fue la Gran Colombia, quedó desarticulada en La Nueva Granada, Venezuela y Ecuador, además de Bolivia; y lo que fue la conquista de San Martín, también desarticulada en Argentina, Chile y Perú. Tampoco es casualidad el asesinato de la familia Carrera, por orden expresa de la tal logia, para precaver la unión del cono sur americano bajo un solo alero y para colmo, católico. (En poquísimos casos de la historia universal se ha visto el hecho de un asesinato familiar en serie como éste). El asesinato de don Manuel Rodríguez, muy amigo de la familia Carrera y líder unificador del pueblo de Chile, no deja de tener raíces en una clara intervención de la logia.

De aquí en adelante y hasta el día de hoy, la desestabilización de las diferentes naciones latinoamericanas, corriendo cada una de ellas por carriles propios, fue tarea de menor monta pero de grandes y nefastas consecuencias en el proceso de desarrollo de sus pueblos.

SIGLO 19 - DESUNIÓN AMERICANA

En Chile, a los asesinatos ya mencionados que son de directa responsabilidad de la Logia Lautarina, se puede agregar una seguidilla de hechos que la historia aún no se ha aventurado a dar su veredicto, pero que indudablemente nos llevan al debilitamiento y desunión americana:

  • Es raro por decir lo menos, el asesinato de don Diego Portales (1837), a quien le debemos la genial formación constitucional y ordenamiento legal de nuestro país, habiéndose destacado también en forma genial, en la conducción militar de las fuerzas armadas en la guerra contra la confederación Perú-Boliviana. Hasta el día de hoy podemos ver como se le tilda de dictador a un ministro por el solo hecho de organizar un estado en base al respeto a la ley, sin haber fusilado nunca a nadie como también se le achaca (ver Wikipedia y compare con biografía escrita por F. A. Encina).
  • También es de pensar, porque no creo en las casualidades de esta índole, la convergencia de intereses de nuestros vecinos por atacar justamente a una nación democrática emergente, tempranamente ordenada legal y constitucionalmente; en lo que se llamó la Guerra de la Confederación (1836).
  • Al poco andar, vino una segunda guerra con los mismos vecinos, ahora la Guerra del Pacífico (1879), con fatales consecuencias para Perú y Bolivia al perder sin número de vidas y extensos territorios. Chile, a pesar de ganar territorios, sufrió fuertes pérdidas de vidas y nada de riqueza, toda vez que el salitre quedó en manos de los ingleses.
  • Terminada la guerra del Pacífico, los intereses ingleses se hicieron sentir, y fuerte. Ante la intención del presidente José Manuel Balmaceda de nacionalizar el salitre con fines de industrializar el país, se produjo en Chile una cruenta guerra civil (con más muerto que las 2 guerras anteriores), con pretextos de diferente índole que no convencen a nadie.  Basta leer el testamento político que nos dejara este presidente, que se suicidara el 19 de Septiembre de 1891, para darse cuenta del peso de la mano extranjera; el menguado resultado para Chile y lo suculento para Inglaterra. Es tanto la falta de ética de esta nación del norte, que hasta el día de hoy no se desarchivan del parlamento inglés, los documentos de esa época; cada 25 años, los parlamentarios leen lo escrito y deciden postergarlo por 25 años más; es una vergüenza.
  • Con la muerte del presidente Balmaceda, termina el período Portaliano de un “Estado en Forma”; y da paso a la oligarquía. Durante los próximo 30 años de gobierno parlamentario, el estado de Chile es prácticamente saqueado por fuerzas extranjeras.

SIGLO 20

El siglo 20 se inicia en un estadio internacional completamente distinto al del siglo anterior. Del imperio Español no queda ni luces, en Rusia y en Europa central se manifiestan dos corrientes totalitarias que van a hacer temblar el planeta, Francia debilitada, y el imperio británico absolutamente consolidado, aún más, extendido a norte América y Australia. Las fuerzas marxista, las nacistas y la del imperio, no se van a dar tregua; a los hombres de esta época les corresponderá conocer los sucesos más atroces que el mundo nunca antes conoció, tanto en su barbarie de genocidios masivos como el traspaso de la guerra al mundo civil. Ante esta situación, tanto Chile como el resto de todos los países americanos, se encuentran vulnerable a los vaivenes del mundo occidental.

La dependencia, y en cierta forma el financiamiento del estándar de vida de las naciones del norte por parte de los americanos del sur, es una constante en los último 70 años. Existe una infinidad de circunstancias que avalan estos dichos, llevando a la mesa sólo algunas, podemos decir:

  • El permanente costo de intercambio que significó para nuestro país, el hecho de proporcionar materias primas e internar productos terminados de mayor valor agregado.
  • El aporte, durante muchos años, de un bajo costo del cobre chileno (prácticamente la mitad) con el fin de financiar los costos bélicos de las guerras mundiales.
  • El aporte anteriormente expuesto, llevaba el compromiso de obtener armas en el caso de que nuestro país las necesitara. Esto último no se cumplió en los años que sí las requerimos.
  • Cuando repuntamos en cualquier negocio en forma más eficiente, el gobierno de los Estados Unidos de Norte América (imperio ampliado) nos envenena las uvas, o bien nos declara bajo sospecha de damping, nos hace respetar unilateralmente el convenio de Kyoto; en fin, podemos seguir con muchos casos más pero ninguno de ellos nos va a llevar a la verdadera liberación porque de hecho, indefectiblemente, somos parte subyugada del imperio.

SIGLO 21

Chile sufre el deterioro de sus valores a tal punto, que ya iniciado el siglo 21, requiere imperiosamente una reacción por parte de su sociedad que tienda  a la unificación de su pueblo y a la re creación de su hermandad.

A tal fin, creo que debemos pensar en lo siguiente:

  • Chile es un lugar hermoso como pocos los hay en el planeta. Los que aquí tuvimos la fortuna de vivir, debemos estar agradecidos de nuestra suerte y de Dios por tan preciado regalo.
  • Este agradecimiento se debe manifestar, antes que nada, en el respeto a que nos debemos ante él, ante Chile. Estrictamente, el territorio no nos pertenece, estamos invitados a vivir aquí en libertad y también obligados, incluso hasta dar nuestras vidas, para cuidarlo y mantenerlo.
  • Los chilenos, a lo largo de su historia y muy especialmente durante el siglo 20, hemos sido generoso y con las puertas abiertas para con los extranjeros que han deseado hacer de Chile su patria. Cada vez que se integra un nuevo miembro, éste es bienvenido y considerado un hermano, claro que también se le pide lo mismo que a todos: respeto y libertad; nuestros mártires lo demandan. Yo no sé si por las ánimas de los muertos o por la estrella bendecida por el Señor, pero todos tenemos plena conciencia que en Chile, transgredir o atentar contra estos principios, me refiero al respeto y a la libertad, es difícil, infructuoso y por sobre todo muy doloroso. Nos enorgullecemos de vivir en un Mundo Libre.
  • La hermandad viene del respeto entre los chilenos. No es posible que sigamos, como corderos, los derroteros impuestos por las naciones, imperios o ideologías extranjeras, que nos llevan a odios fratricidas. Reconocemos que dependemos en muchos sentidos de los requerimientos extranjeros, sobretodo en el actual mundo globalizado, pero esto no significa que para ello debamos dejar de lado nuestros valores morales, nuestras tradiciones y nuestros valores patrios, que han caracterizado a los ancestrales habitantes de nuestro país. Específicamente me refiero a las banderas rojas de lucha fratricida, a las consignas fanáticas mortales, y a las obligaciones sin razón impuestas por las conveniencias económicas de países foráneos.
  • La hermandad también significa amarnos unos a otros, y esto se puede llevar a cabo sólo en libertad. Libertad, derecho individual que está condicionada a la libertad de los semejantes, no confundiéndola con el libertinaje que es una libertad sin límites, sin Dios.
  • Como corolario de lo anterior, podemos también pensar la forma de cómo restaurar en nuestro interior, los valores fundamentales que nos animan a llevar a cabo el diario vivir. No olvidando que esos valores se manifiestan minuto a minuto en cada decisión de nuestro actuar.

Se acerca el bicentenario, y sería muy bonito que nos encontrara con una sociedad unida, querida y solidaria. Para logarlo, no podemos pensar que se va a realizar por acto de magia, por el contrario, se requiere de una mancomunada manifestación de la sociedad a través de sus organismos institucionales, sus organismos públicos y privados.

También se requiere de propuestas concretas que vayan en dirección de unir voluntades, en algunos casos cediendo en otros logrando, pero que volvamos a ser amigos entre los chilenos; dejando de lado para siempre los rencores, mira que si los buscamos siempre los vamos a encontrar ya sea en uno u otro lado. Que no sean estos rencores los que nos dividan sino más bien el lado bueno de la vida que nos una, lado bueno que si los buscamos, también los vamos a encontrar.

Queda abierta esta tribuna para dar ideas de integración, aquí van algunas:

  • Reestructurar el nombre de la Alameda de las Delicias (hoy B. O’Hg), en Bernardo O’Higgins entre la plaza de la Libertad hasta la Estación Central, José Miguel Carrera (o Hermanos Carrera) desde la plaza de la Libertad hasta la plaza Italia; y cambiarle el nombre a la Avenida Bulnes, que también parte de la plaza de la Libertad, por la de Av. Manuel Rodríguez. A su vez cambiar los respectivos monumentos a la plaza de la Libertad, enfrentando sus respectivas avenidas; y el monumento de José de San Martín, cambiarlo a la Alameda frente a la actual calle San Martín. De esta forma, estaríamos mostrando en forma tangible nuestra intención de no discriminar a nuestros mártires de la independencia, y al mismo tiempo dar una señal de unidad nacional.
  • Individualizar y resolver de una vez los problemas que aquejan a nuestra sociedad y que nos dividen. Yo diría que las drogas, la educación de valores, la capacitación y la falta de justicia son los elementos más importantes. La pobreza y los desniveles de ingreso, son consecuencia de las anteriores.  De éstas, la droga es verdaderamente un problema, el resto es fácil de subsanar, se requiere sólo de aunar voluntades y dejar la politiquería a un lado; en estas páginas, recurrentemente se ha tratado de hacer una labor al respecto con propuestas concretas.  Nuestro problema grave y difícil es detener la cuestión de la DROGA a como venga, incluso pensando en la restauración de la pena de muerte, o por lo menos con cadena perpetua sin rebaja de ningún tipo, para aquellos que vendan o transporten ese tipo de mercadería (no tanto así para los que compran). Con este flagelo es muy difícil, sino imposible, estructurar una sociedad con auténticos valores cristianos. Sé que esta proposición es un poco contradictoria con la obligación de “no matar”, pero también se debe pensar en el “derecho a la vida” de las otras personas, sobre todo la de los niños. En nuestros tiempos, el buquecito de la esquina vendía barquillos, ahora vende drogas, el resultado es de Perogrullo.
  • El otro problema complicado es el de la restauración familiar. El hecho de tener tantas familias desunidas, hace que sea difícil la transmisión de nuestros valores de generación en generación, y pasto fresco para la introducción de costumbres y conceptos foráneos muchas veces errados y malintencionados. La familia es un colador necesario e insustituible para no dejar vulnerable e indefenso a nuestros niños; la mujer tiene mucho que decir al respecto.
  • Reconocer las obras de los adversarios políticos en contraposición a lo de negarlo todo, incluso contraviniendo nuestros propios valores. Este reconocimiento hace grande a los vencedores, inmortales a sus líderes y transforma los hechos en elemento de unión fraternal. Al respeto, a continuación va el discurso que hiciera el gran cacique Lientur, líder del pueblo araucano, a sus enardecidos guerreros ante la inminente decisión  de muerte en que se encontraba don Francisco Bascuñán a sus sólo 17 años de edad como prisionero de guerra, a principio del siglo 17.   La hidalguía de sus captores le mereció seguir con vida.

Hasta aquí, esta especial visión de nuestra historia en Chile con propuesta.
Gracias.

Francisco Bascuñán Letelier
Septiembre 2008

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