Nacionalismo y trascendencia
Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 1999-01-10 | ID: 629 | Categoría: Cosmos | Tema: Interés público | Tipo: Ideas, propuestas y proyectos
En la primera parte vimos la necesidad de individualizar los adversarios en la discusión del tema del cautiverio del general Pinochet en Londres. Ellos son, por una parte los que pertenecen el mundo libre y por otra, los marxistas internacionales. Nos es un problema entre naciones. Además vimos la necesidad de estimular la ideología del mundo libre y compararla con la fracasada ideología marxista.
En esta 2º parte creo que es conveniente meditar en un principio que ha sido muy vilipendiado. El Nacionalismo. El solo nombrar la palabra, ya es como aterradora, se viene a la cabeza Hitler, el superhombre y el antisemitismo. Nada de eso.
Para ver seriamente el tema del nacionalismo, creo que debemos remontarnos a la importancia del ser humano y al reconocimiento de su trascendencia. Quienes no aceptan este principio, atacan vehementemente al Nacionalismo, haciéndose eco de una propaganda banal.
Veamos, la concepción de un ser humano, milagro como formación de vida y milagro como vida trascendente, en que se formó una vida carnal, se creó un alma y además encarnó un espíritu; es tal vez lo más importante en el desarrollo de la creación, toda vez que este cuerpo, alma y espíritu pretende volver a Dios constituyéndose así en su fin último, la Gloria de Dios.
Así de importante es la formación y desarrollo de un ser humano. Y por esta misma razón es importante el cumplimiento y defensa de los "Derechos Humanos". Siendo el primero de ellos, el derecho a la vida y por consiguiente la negación del aborto. ¿Los que dicen defender los derechos humanos, son partidarios o no del aborto?
El segundo Derecho Humano, es el respeto al embarazo y a su entorno que lo cuida; la madre. Los derechos de la madre durante el embarazo.
El tercero, es el derecho de la criatura después del nacimiento, la familia. La familia se fundamente en la protección de sus hijos. Todo lo que se pueda hablar, pensar o legislar en favor de la familia, tiene aquí su razón de ser; la protección de un ser trascendente.
Y así seguimos, la protección del embrión es su madre, la protección de la madre y su hijo es la familia, la protección de la familia es la organización comunal; la protección de ésta, es el país; la protección de los países es la nación, la protección de las naciones es la "Organizaciones de la Naciones Unidas" y que en realidad debiera llamarse "Catolicismo" (que significa universal, no confundir con la religión); más aun, la ecología protegiendo el planeta Tierra. Pero aquí vamos... la humanidad tratando de perfeccionarse en cada uno de estos niveles.
El problema del marxismo, para nosotros los del mundo libre y creyente, es que para él y sus seguidores los socialistas, nada de esto es válido ya que no concuerdan con nuestra partida, cual es, la trascendencia del ser humano.
Para el Marxismo, el comunismo está en lugar del Catolicismo. Su diferencia básica, ya lo dijimos, para el comunismo el ser humano no es trascendente. El comunismo es netamente materialista, por lo que el ser humano nace, vive, muere y no hay más nada. Por lo tanto, el "Cielo" debe buscarse en la vida terrenal y se llamará "Utopía". Para lograrla, ya vimos en la primera parte de este escrito, se requiere la lucha de clases, o sea entre otros, la muerte para toda la burguesía. Este es el fin último del marxismo, pero en el camino, favorece el aborto, ataca la familia, no concuerda con los principios nacionalistas, favorece a la "globalización" desindentificada y alienada, concurre a la perdida de los valores propios de cada cultura, suprime las religiones y por último oprime al hombre creativo, individual y de espíritu libre. Sólo acepta al estado comunista, liderado por la esclavitud del proletariado. El comunismo es hueco, no tiene valores éticos y ya está más que claro, es una cultura de la muerte.
El nacionalismo visto desde la perspectiva del mundo libre, forma parte de la cadena de protección que permite al ser humano constituirse, a través del amor en la Gloria de Dios.
Cuidado entonces con la propaganda antiproteccionista del ser humano: la campaña a favor del aborto, la de la destrucción de la familia, la pérdida de la soberanía, el antinacionalismo, y por último el anticatolicismo.
Al contrario, la protección del hombre, protege su vida, su capacidad de amar y por ende, su libertad.
Francisco Bascuñán Letelier
Enero 1999