La santidad y la pobreza
Autor: Francisco Bascuñán Walker | Fecha: 2005-11-16 | ID: 608 | Categoría: Espíritu | Tema: Cristología | Tipo: Ideas, propuestas y proyectos
Cuando leí su carta en la cual habla del Padre Hurtado, del Hogar de Cristo y de cómo Chile debería hacer un gran esfuerzo para terminar con la pobreza me pareció que se mezclaron dos cosas diferentes.
Para mi el camino de santidad del hombre no es un camino común, es decir, no creo que sea un camino conocido, aunque la religión y las escrituras nos indiquen por donde es la cosa, creo que éste se realiza en nuestra experiencia personal, interior y no terminará sino hasta el final, hasta los mismos pies del Creador.
Ahora bien, creo que es verdad que un nuestra relación con la pobreza, en nuestra posibilidad de ayudar, de servir, de solidarizar con los que sufren hay un beneficio, es el beneficio que produce el ser instrumento de La Voluntad y a no ser de que la Voluntad este completa y el Plan terminado, siempre habrá alguien que necesite ayuda (nuestra ayuda), siempre habrá alguien pobre, alguien sufriendo y el hecho de actuar para consolar, o ayudar en una medida menor no nos hace cómplices del mal, mas bien nos expone nuestra capacidad interna, nuestra luz interna.
Dar una limosna, una palabra de apoyo, una sonrisa no resuelve nada, excepto que nos une al Padre, nos acerca a unos y otros y tal vez por ahí esté la solución al problema del mundo.
Salía del banco con un gran estado de pago para depositar en otro banco, caminaba atento de las personas de la calle, con los bolsillos llenos de dinero y temeroso de un asalto… frente a mi una mujer muy hermosa caminaba en la misma dirección que la mía y casi al llegar a la mitad de la cuadra divise a un mendigo sin piernas pidiendo limosna…. Me molestó un poco la situación, que podía hacer yo para mejorar su situación, no podía detenerme, abrir el maletín y sacar dinero, eran billetes muy grandes, no tenía monedas y él me pediría "una ayudita".... seguro, y no podría darle…que situación tan desagradable… ya casi al llegar a él, la mujer que caminaba delante mío lo miró, le sonrió con una hermosa cara llena de luz y le dio los buenos días, él la saludo y sonrió también y luego me miro a mi con alegría, con la dignidad de un hombre saludado por una hermosa mujer….
El punto que quería exponer es que tal vez la santidad no tenga nada que ver con resolver los problemas de otros sino más bien con compartir nuestra condición con los que tenemos al frente… tal vez el cariño de un ser amado no nos quite el dolor, pero por Dios que lo hace llevadero.
Francisco Bascuñán Walker
Noviembre 2005