Guerra santa
Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2006-09-20 | ID: 602 | Categoría: Cosmos | Tema: Religión | Tipo: Denuncias
Bienvenida Guerra Santa, siempre y cuando las huestes sean de serafines, ángeles y arcángeles; de seres divinos que sean capaces de darnos luz y sabiduría; y no con huestes de la CIA ni de Al Qaeda o del MOSSAD, o del Hezbolá, o de HAMAS, etc., etc. etc., que sólo nos traen fanatismo, destrucción y muerte.
Tanto los judíos como los islámicos y los cristianos, creemos en la existencia de un solo Dios, o sea, para todos nosotros Dios es uno, por lo tanto tiene que ser el mismo. Cuando se matan unos con otros, se mata a un hermano del mismo Dios y el judío, islámico o cristiano que no cree esto, es hereje. Pero cuando se aman unos con otros, se glorifica al mismo Dios.
Nadie que profese alguna de las religiones en comento, puede lanzar la primera piedra, ni la segunda ni la tercera por considerarse ortodoxo, todos tenemos demasiados techos de vidrio y no somos más que simples pecadores. ¿Dónde queda el amor?, ya no como simple palabra ni buenos deseos, sino expresado en misericordia, magnanimidad, perdón, esperanza, humildad. Basta de fanatismos y juicios humanos para asuntos divinos.
La diversidad en nuestro mundo humano es una característica digna de elogio y protección porque corresponde al "plan divino". La tendencia del hombre es tratar que todos seamos iguales a uno, pero esto no corresponde el plan de Dios y por ende es lo que comúnmente llamamos "plan del demonio", como plan alternativo al divino.
Dios se nos ha manifestado de diferentes formas y en diferente tiempo, es lo que llamamos "Revelación". Por otro lado, el desarrollo humano, tanto en su fase física como cultural y espiritual, ha sido diferente en la diversidad de razas y naciones. En consecuencia, es de toda lógica que la revelación divina también se haya dado a conocer en diferentes estados según a quién y cuándo se le esté revelando. Si existe diversidad en los desarrollos tiene que haber diversidad en la "Revelación".
Además, si nos fijamos bien, dejando de lado la parte humana de la revelación y nos vamos directamente a su fundamento, nos daremos cuenta que todas las "revelaciones" van dirigidas exactamente en la misma dirección: amar, darse al otro, pensar en el otro, todo el quehacer dirigido al otro. Cualquier acción que vaya en contra "del otro", también va en contra de Cristo, de Abraham, de Moisés y del mismo Mahoma.
Habemos muchos humanos que esperamos que se haya evolucionado lo suficiente como para que callen los fanáticos, mediten los ortodoxos y todos juntos, nos perdonemos y respetemos la diversidad.
Francisco Bascuñán Letelier
La Serena, Septiembre 2006