La noche que mi hijo tuvo leucemia
Autor: Francisco Bascuñán Walker | Fecha: 2006-11-02 | ID: 597 | Categoría: Espíritu | Tema: Eventos | Tipo: Testimonios
Algunas divagaciones sobre el apego
Fue un día viernes a las once de la noche cuando el médico nos llamó por teléfono, los exámenes de urgencia estaban listos. Desde las siete de la tarde, cuando descubrimos una serie de extraños moretones en las piernas y en las manos de Diego (mi hijo de tan solo un año de edad) comenzamos a movernos, primero fue el interrogatorio a la nana, luego médicos y exámenes de urgencia, un poco de miedo y por último la larga espera…., pero ya estaban listos.
El resultado: una completa falta de producción de paquetas. Posiblemente mi hijo tenía leucemia. El consejo médico: viajar a Santiago a la clínica Alemana y hablar con la especialista.
Pedimos hora, nos atendería a las 9 de la mañana, es decir debíamos partir desde La Serena en auto a las tres de la mañana para llegar a la hora….fue un viaje largo y silencioso.
Pensaba: porque Dios me hace esto... ¿porqué me castiga de esta manera?... yo tenía planes para él y para mí y ahora todo estaba por destruirse….
Me imaginé la vida que íbamos empezar a llevar, los continuos gastos médicos que serían mi ruina, la atención constante a su estado, las kimio, el dolor de toda la familia….., no era posible que esto me estuviera pasando a mí.
Cuando comenzó a amanecer, sucedió el milagro…al principio no lo entendí en toda su dimensión, pero con el correr del día quedaría expuesto en toda su magnitud.
Comencé a sentir una libertad interna, un poco salvaje, llena de energía y valor…casi euforia… me sentí único, independiente y poderoso.
Me llené de una extraña fuerza…..que me hizo pensar las cosas desde otro ángulo.
Y vi a mi hijo.
En realidad a Él le sucedía esto, y no a mi.
Todo lo que yo había imaginado para su vida no era real, era mi limitada imaginación, era yo que me creía dueño del destino de él y del mío…. sin una gota de humildad ni de aceptación.
Renuncia y aguanta.
Y lo miré con otros ojos, lo miré no como de mi propiedad, sino más bien como una persona que necesitaba ayuda… y me conmoví con SU problema y elegí libremente ayudarlo.
Comprendí que el destino me ofrecía la posibilidad de estar con él y de luchar hombro con hombro esta dura batalla…. Sentí todo el poder del amor de un Padre, dispuesto a dejar todo por Diego…
El Sol salió completamente y me llenó de su luz….amanecía en Los Vilos y también en mí, supe que Diego no era mío y que yo sólo podía elegir qué hacer con el tiempo que me fue dado, nada más.
Y cuando elegí ir con él a la batalla, él se curó….
…parece que cuando solté el dolor y la enfermedad en mi interior, ella se fue…. Como si un rincón de mi oscuridad interna se hubiera iluminado con la luz de otro Padre, el mío.
Francisco Bascuñán Walker
Noviembre 2006