Contraste

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2006-12-01 | ID: 592 | Categoría: Espíritu | Tema: Eventos | Tipo: Ideas, propuestas y proyectos

El Sábado 9 de Diciembre, fuimos convidados con mi señora, a pasar ese fin de semana en un hotel enclavado en la montaña, casi al final del valle de Paihuano, donde los ocres contrastan con los fuertes verdes de los parronales. Una tarde apacible junto a unos huasos preparando el ganado que pronto subirían a los valles aun más arriba, en la cordillera de Los Andes. Después, la noche atrayente, iluminada por estrellas que a esas altitudes se multiplican en un sinfín de rosarios.

Era un preámbulo calmo para lo que venía. El Domingo, bajamos por cerca de una hora a través de un buen camino de tierra, serpenteando el valle hasta llegar a Pisco Elqui. Ahí oímos misa católica en una gran iglesia típica del norte chico, muy bonita. Después de degustar un exquisito jugo de fruta natural, seguimos bajando por el valle hasta llegar a almorzar al Halley, un restaurante de la ciudad de Vicuña. Estábamos saboreando una cazuela chilena y un rico pastel de choclo, cuando sentimos un pequeño grito de angustia, nos paramos a ver, se pidió que aumentaran el volumen de la televisión. Eran las dos y cuarto de la tarde, anunciaban la muerte del general Pinochet. La cara de los comensales era de congoja, hubo silencio, cada uno meditó lo propio. Yo sentí pena, una gran pena, en la hora de la muerte del hombre que me salvó la vida y la de mi familia. En esa pequeña meditación, junto a mí, pasó un garzón de unos treinta y cinco años, bigote, no muy alto, abarrilado, de no menos de unos 180 Kgs. de peso, diciendo en voz alta: "este es el día más feliz de mi vida".

El contraste del paisaje hacía honra al sentir de los chilenos.

De aquí en adelante, fue sólo escuchar el rugido de animales heridos, tal vez asustados, dando rienda suelta a tropeles de mentiras; haciéndose, casi por consigna, escritores y jueces de la historia. Ahí estaba en primera plana: Pamela Pereira diciendo que Pinochet dividió el alma nacional; Sergio Bitar, con una bola de vidrio, haciendo juicio histórico; Patricio Halles, ex comunista, enojado porque le van a rendir honores militares; un democristiano haciendo gala de algo similar, etc. Ya mucho más tarde, después de pedir permiso al partido comunista, que a esa hora se apostaba en la plaza Italia, junto al lumpen que siempre los acompaña; salió a dar la cara el ministro Lagos Weber, por primera vez turbado y hablando como autómata, sin capacidad de razonar ante preguntas obvias.

Desearía dejar en esta nota, algunos alcances que contribuyan para el juicio de futuras generaciones, porque lo que hasta ahora he escuchado, son muchos dichos inexactos.

Ante todo, tenemos que estar de acuerdo que Pinochet no salió por varita mágica. Salió porque el marxismo había introducido su cola en Chile, dividiendo el alma nacional con su "lucha de clases" y su "dictadura del proletariado". Definitivamente, no fue Pinochet el que dividió a Chile.

En seguida, el gobierno de Pinochet se enfrentó a:

  1. Ordenar un país que se encontraba totalmente fuera de control,
  2. Dar una nueva institucionalidad que nos permitiera estabilidad social, en el marco del respeto y libertades individuales, y
  3. Impulsar una reingeniería al aparato estatal, haciéndolo más pequeño y eficiente; y estableciendo las bases de una economía de libre mercado que permitiera un buen desarrollo para el bienestar de la población. La tres propuestas se cumplieron, algunas no tan bien, como el ordenamiento, donde desgraciadamente se rompieron las libertades individuales, contradiciendo lo que precisamente se deseaba reestablecer; y digo reestablecer, porque los derechos humanos ya se habían pasado a llevar por el régimen marxista del gobierno del presidente Allende. De hecho, mandó a asesinar a mi entonces jefe, don Edmundo Pérez Zujovic.

En definitiva, Pinochet y su gobierno: derrotó al marxismo, al menos en Chile; salvó la vida a todas las generaciones futuras descendientes de padres, que como el que escribe, estaría bajo tumba en un régimen como el que se trató de establecer en nuestra patria; reorganizó un país moderno y productivo, que hoy nadie puede desconocer por sus frutos. Durante su gobierno, llamó tres veces a consulta a través de votación popular, en la primera lo elegimos presidente de Chile; en la segunda, aprobamos la constitución del año 80; y en la tercera, decidimos cambiar de gobierno. Entonces, Pinochet entregó el mando y respetó la transición. ¿Dictador?

Chile fue el único país del mundo que resistió el embate marxista, lo combatió y lo derrotó. Este es un hecho, que a pesar de haber ocurrido en un país lejano y de pocos habitantes, no podía pasar como inadvertido ni ser perdonado por el socialismo internacional. No olvidemos jamás, que el socialismo internacional marxista, constituye el genocidio más grande de la historia universal, con más de 110 millones de asesinados, lo que corresponde a 20 Hitleres, este último sí, con otro tipo de socialismo, el nacional socialismo, pero ambos ateos y sin reconocer al hombre como ser trascendente. Estos son algunos de los socios de la actual "concertación": socialistas, radicales y que tienen como repuesto al partido comunista.

Son millones y millones de experiencias personales tanto de un lado como del otro. Chile se encuentra dividido en dos, con cantidades más o menos iguales. Ambas mitades debemos convivir lo mejor posible y tratar de que una mitad no destruya a la otra. Para esto, todos, tenemos una disyuntiva en un camino que se divide en dos.

Un camino es el de la guerra, la destrucción y el odio, que no solamente nos carcome la sana convivencia sino nuestra alma, entre ellas el alma nacional. Teniendo además, un fin incierto, toda vez que no sabríamos decir con seguridad cual fracción va a ganar.

Modestamente, yo invito a todos los chilenos a transitar por un camino más sano aunque más difícil, es el camino del amor, el de la entrega, el bien del otro, en fin, el camino que tiene un fin decididamente claro, cual es el de la felicidad de una nación. Este camino, indudablemente pasa por el perdón, podemos pensar que es el camino que nos da la oportunidad de perdonar. Tú, que eres de un lado, ¿perdonarías de corazón al que más daño te hizo, del otro lado?... Este camino es difícil, muy difícil…. Perdonarnos entre nosotros es una cosa, pero mucho mayor e imprescindible, es perdonar a nuestros enemigos; y es aquí donde se va a marcar la diferencia de nuestra futura nación.

Vuelve a anochecer, el cielo se vuelve a estrellar, la luz de la noche nos vuelve a excitar, una estrella fugaz se hizo notar. La noche pasará y mañana habrá otro día, pero no olvidarás la estrella de la otra noche.

Francisco Bascuñán Letelier
Diciembre 2006

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