Carta de un soldado del silencio

Autor: No especificado | Fecha: 2009-03-31 | ID: 548 | Categoría: Cosmos | Tema: Interés público | Tipo: Denuncias

Autor: Guruico
Agosto 2007

Soy un soldado retirado hace un año y medio. Me desempeñé en los servicios de seguridad por espacio de 22 años, recibiendo elogios de mis superiores los cuáles quedaron reflejados en mi hoja de vida por 33 años en lista Nº 1 además de recibir dos felicitaciones presidenciales por los servicios que presté a la patria.

Mis Hijos tienen estudios superiores y soy casado hace 28 años.

Actualmente me encuentro procesado y esperando sentencia en tres causas por derechos humanos, he estado detenido en tres oportunidades por los mismos procesos y hoy me encuentro bajo libertad vigilada firmando con firma mensual y arraigo nacional.

Fui procesado por dos jueces que hoy pertenecen a la Corte Suprema que en el año 1973 militaban en las Juventudes Comunistas en la ciudad de Santiago.

Conocí algunos miembros del MIR buscados por los aparatos de seguridad, quienes habían optado por la lucha armada como fin para llegar al poder. Hoy son blancas palomas democráticas, pero con odios ocultos y oscuros como sus conciencias (SR. OMINAMI Y EL SR. VIERA-GALLO).

He sido amenazado por el juez MARIO CARROZA, CON DETENER A TODA MI FAMILIA, fui encarcelado por el mismo y en el momento de declararle que era un militar en servicio activo, me gritó lo que cito ; ASESINO, SE HACEN LOS HUEVONES TODOS USTEDES, hechos acaecidos al interior de su despacho, hecho de cobardía sin par por lo demás.

Éste es uno de los mejores ejemplos de la justicia para militares procesados.

Nunca combatí contra jóvenes, como le llaman a las personas muertas en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, combatí contra terroristas que mataron carabineros, terroristas que asaltaron bancos, matando guardias y cuidadores de autos, asesinos que repasaron 3 veces los cuerpos de los detectives que cuidaban la casa del General Sinclair, asesinos que llenaron de balas el cuerpo del comandante Roger Vergara, en el año 1980, asesinos despiadados que mataron al intendente de Santiago Carol Urzúa y sus escoltas, fríamente, con planificación de meses de antelación, terroristas que con el apoyo de jerarcas políticos chilenos actuales, intentaron introducir armamento ilegal en carrizal bajo ¿PARA IR DE CAZA? ¿PARA INSTALAR JUEGOS Y ENTRETENCIONES PARA LOS JÓVENES CHILENOS? terroristas que intentaron matar al Presidente de Chile de ese entonces, don Augusto Pinochet, en una cobarde acción planificada y apoyada por muchos políticos que hoy rezan el rosario del ateismo odioso de todos los comunistas leninistas disfrazados de demócratas. Vean cuando hablan en TV como escupen su odio y su venganza para quienes entre el año 70 y el 73 éramos civiles, parte del pueblo que decían defender.

Hoy he sido citado a declarar por enésima vez en un nuevo proceso y me encuentro con la noticia en los diarios de que ya no contamos con el apoyo voluntario de nuestros camaradas de armas, por orden de la izquierda chilena, no tan sólo eso si no que solicito pasajes para cumplir con éste nuevo llamado de la ¡¡JUSTICIA!! Y el Ejército responde que tampoco me darán pasajes. Si no asisto iré a la cárcel, no tengo recursos para pagar el pasaje de ida y vuelta sin que signifique grave detrimento patrimonial para mi familia y su sustento, pues Santiago se encuentra muy retirado de mi actual lugar de residencia.

Yo jamás pedí ingresar a los servicios de seguridad, me fue ordenado por mis superiores.

Yo no pedí enfrentar a los terroristas, me fue ordenado por mis superiores.

Perdí mi casa, no puedo tener más bienes, hace 8 años que vivo firmando y con orden de arraigo nacional. No puedo trabajar, pues mis antecedentes dicen que soy de lo peor y ahora ni siquiera puedo enfrentar a ésta 'Justicia' con dignidad, con un abogado y dando la cara como el hombre que siempre he sido; no soy una blanca paloma, pero tampoco merezco las sanciones, la vejación y el escarnio que se me impone.

A la fecha, he sufrido dos infartos cardíacos y estoy con tratamiento por crisis de pánico.

¡Parece que nunca pertenecí a éste Ejército!

Espero no tener que terminar como otros camaradas, hartos de humillaciones, vejaciones y ultrajes, con un suicidio más.

Ospped, ustedes han emprendido una hermosa misión, la de darnos ánimo y apoyo ante tanta basura, la cual no sólo proviene del adversario.

Se despide un soldado del silencio

Guirico

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