Debate entre un creyente y un ateo: Ratzinger con Flores d'Arcais

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2009-06-30 | ID: 533 | Categoría: Alma | Tema: Arte | Tipo: Relatos y comentarios

Francisco Bascuñán Letelier
Antofagasta, Mayo 2009

La editorial ESPASA nos presenta, bajo el título: ¿DIOS EXISTE?, un debate que tuvo lugar en el teatro Quirino de Roma el 21 de Febrero del 2000, hace 9 años atrás, entre el teólogo y filósofo Cardenal Joseph Ratzinger, actual papa Benedicto XVI; y el filósofo, periodista y ateo Paolo Flores d'Arcais, director de la revista MicroMega. Actuó como moderador el destacado periodista especializado y judío Sr. Gad Lerner. El debate está precedido por sendos escritos de ambos interlocutores; el primero, del cardenal Ratzinger, explica en forma escueta "LA PRETENCIÓN DE LA VERDAD PUESTA EN DUDA", y el segundo, de Paolo Flores d'Arcais, en un amplio y detallado artículo, una extraordinaria explicación del porque es ateo, denominado "ATEISMO Y VERDAD".

Hasta aquí los hechos; es pretensioso de mi parte siquiera pretender comentar, más criticar y menos dar mis ideas, ante tan prestigiosos y conspicuos interlocutores. No cabe duda que lo mejor es leer el libro de tan solo 133 páginas, letra grande para viejitos y de muy fácil comprensión; a todo trance, recomendable. Sin embargo, con toda la humildad que me sea posible, voy a comentarlo.

EL LIBRO

Como dijimos el libro está compuesto de tres partes:

  1. El escrito "LA PRETENCIÓN DE LA VERDAD PUESTA EN DUDA", del entonces cardenal Joseph Ratzinger;
  2. El "DEBATE" propiamente tal; y
  3. El escrito "ATEISMO Y VERDAD", del filósofo Paolo Flores d'Arcais

1. LA PRETENCIÓN DE LA VERDAD PUESTA EN DUDA

El escrito trata de la "crisis del cristianismo en los comienzos del tercer milenio" y al desafío de dar, de nuevo, un sentido claro al concepto del cristianismo como religión verdadera (religio vera), en un mundo como el actual, que tiene a la ciencia y al positivismo, como la teoría de la evolución por ejemplo, como bandera de lucha para desacreditar todo intento de desarrollo metafísico.

He tratado de resumir el escrito de forma de invitar a Uds. a que lo lean, lo que constituye el fin último de este artículo, pero me es tremendamente difícil, toda vez que está redactado en forma magistral, con una claridad asombrosa propia de este cardenal y en sólo 12 páginas sin sobre ni falte media palabra. Trata en forma simple un tema tan difícil como los fundamentos de su religión en el sentido de entender al cristianismo como la unión de la verdad racional y la verdad de fe. Termina diciendo: "Su argumento [el del cristianismo] más profundo debe consistir - al fin y al cabo igual que entonces - en que el amor y la razón coinciden como verdaderos pilares fundamentales de lo real: la razón verdadera es el amor, y el amor es la razón verdadera. En su unión constituyen el verdadero fundamento y el objetivo de lo real".

2. El DEBATE propiamente tal

La postura de Ratzinger de asistir al debate, invitado por MicroMacro, es la íntima convicción de que la cuestión de Dios, que para los creyentes católicos es verdad razonable, no es una cuestión privada como de un club, sino que es necesaria para el hombre.

En tanto, la postura de Paolo Flores d'Arcais, es que encuentra que en este debate hay una asimetría, porque el creyente trata de convencer al no creyente, en circunstancias que el ateo no está interesado en absoluto en convencer al creyente de la inexistencia de Dios. Para no mostrar una incoherencia al invitar a tan ilustre representante del catolicismo sino fuera de su interés, ni de la mayoría de la audiencia que por los aplausos de acuerdo a las diferentes intervenciones, se notaba ser atea; inicia su intervención colocando condiciones y atributos especiales a la fe, con los cuales él aceptaría tal fe; como por ejemplo, que si la fe fuera aceptada como un absurdo o "escándalo para la razón", palabreando una frase de Pablo.

A pesar que el debate no se produjo en torno a la existencia de Dios, como teología fundamental y como lo promete el título del libro, sino más bien a temas contingentes, majaderamente impuestos por Flores en ataque permanente a la iglesia católica, todas las intervenciones, incluso la del moderador, fueron muy documentadas y muy bien expuestas.

Una postura importante por parte de Flores d'Arcais, es la de la posibilidad de que una fe que cree que es verdad, se tiente a imponerla por la fuerza; aludiendo directamente a la Inquisición. A su vez, da ejemplos reiterativos de lo sucedido con el totalitarismo nacista en relación al holocausto judío; sin colocar una sola vez, algún ejemplo de lo sucedido con el totalitarismo ateo marxista en relación al mayor genocidio histórico que jamás haya conocido la humanidad, esta vez porque el ateo se creyó con la verdad. A tal punto, que ya en una segunda lectura, se hace casi imposible dejar de considerar a Flores d'Arcais como marxista, no me consta pero sería una lástima, porque dejaría al ateísmo en un muy mal pié.

El debate se va entrelazando con diferentes temas:

  1. desde la razón de la fe como que el amor no es antirracional,
  2. a como y por qué el cristianismo se ha convertido en religión mundial;
  3. si se puede vivir sin fe;
  4. si hay algo en común entre la fe entendida como compromiso civil, pasión militante, coherencia con los propio ideales del ateo Flores d'Arcais, y la fe en Dios;
  5. cristianismo e ilustración;
  6. encíclicas, en que se ha criticado tanto al comunismo como a los peligros de una civilización liberal, y en otras en que se ha hecho una liturgia penitencial y arrepentimiento sobre actos pasados de la iglesia;
  7. diferencias entre valores típicamente cristianos y valores en realidad humanos;
  8. defensa de la vida vrs. aborto;
  9. fe y ciencia (de esa época, año 2000);
  10. ley natural;
  11. asuntos en que la mayoría no puede decidir, fundamento e identificación de esos asuntos;
  12. la creación;
  13. la tentación de imponer "la verdad";
  14. para terminar con una referencia a las complicaciones de los concilios.

Como se puede apreciar el debate no fue precisamente sobre la existencia de Dios, sino más bien en la revelación y su aplicación en el mundo. Tampoco se profundizó ni criticó lo que pasa en un mundo sin Dios. A mi juicio no bastó con las definiciones de cómo debiera ser la fe para ser considerada como forma de vida, o de cómo vivir con o sin ella. El debate sobre la existencia de Dios simplemente no se tocó.

3. ATEISMO Y VERDAD

El artículo de Flores es muy largo, de brillante elocuencia, pero cae de lleno en la confusión que dijimos al principio. La mayor parte de su discurso se basa en la crítica a la religión católica, enredando innecesariamente sus valiosos argumentos en pro del ateismo.

Los acápites del artículo de Paolo Flores d'Acais, denominado "ATEISMO Y VERDAD", son catorce (14) a saber:

  1. ¿Una Iglesia sin verdad?
  2. La hermenéutica privilegiada
  3. La tradición escéptica y atea
  4. El escándalo de la teodicea
  5. Justicia humana y justicia divina
  6. El secreto del pecado original
  7. La trampa de la religiosidad triunfante
  8. Credo quia absurdum
  9. La tentación del poder mundano
  10. ¿O Dios o la nada?
  11. Hay que guardar silencio sobre el silencio
  12. La verdad entre Hume y Heidegger
  13. ¿Por qué Dios y no más bien los entes?
  14. Una actuación común en nombre del Evangelio

En estos diferentes artículos, Flores d'Arcais da argumentos para desacreditar la racionalidad en la fe católica. Entra en el conflicto en que se encuentra el catolicismo, según Flores, al no optar ya sea por una fe que se puede probar a ultranza, ya sea por una fe en que Dios complació en salvar a los creyentes con la locura de su mensaje que "ha convertido en locura la fe mundana" (1Corintios, 1 21-22); como sabidurías opuestas. O la razón o la fe, que para la razón es locura; o la fe o la razón, que para la fe es locura.

También nos enseña la historia de los argumentos en defensa del ateísmo y su imposibilidad de un mayor desarrollo por prohibiciones civiles temporales.

Tal vez el punto más cercano a la discusión sobe la existencia o no existencia de Dios, Flores d'Arcais lo trata en el acápite relacionado con los artículos que denominó "El escándalo de la teodicea" y "Justicia humana y justicia divina".

La Teodicea dice relación con la doctrina de la justicia de Dios. Lo lleva al contexto del presente en la creación. La pregunta es ¿Porqué Dios creó al mal? Más aun, ¿Por qué si Dios puede hacer milagros, no lo hace en forma permanente? La postura de Flores d'Arcais es que la respuesta a esta pregunta es imposible, por más que la metafísica y los creyentes, por años, han tratado de responder dejando más dudas que respuestas válidas. Se hace y responde a algunas de estas justificaciones, como que el mal "no es tal" que es simplemente "falta de ser"; o bien la idea del pecado original y la del libre albedrío que dignificaría al hombre. Ante estas justificaciones, Flores responde aduciendo que la posibilidad del mal sería necesaria para el bien; y para la segunda, que Dios sería impotente ante la miserable voluntad del hombre.

El argumento de estos artículos, va directamente a cuestionar la existencia de un Dios Todopoderoso, y en este sentido se destaca en relación a otros acápites del escrito de Flores d'Arcais en que ataca vehementemente a la Iglesia Católica como si ésta fuera sinónima y única posibilidad de creer en Dios.

Se debe destacar el hecho, que al final, Flores d'Arcais reconoce que la dimensión del amor existe y que no pertenece al positivismo; más aun, el evangelio del amor es un punto de encuentro entre los hombres. Este acto de hidalguía le da un tremendo peso a su intención.

CRITICA

Tal vez, lo primero que me salta a la vista, y de acuerdo a lo dicho por Ged Lerner en la introducción del debate, es lo inconveniente del título del libro; según él por el hecho de un debate entre un cristiano y un ateo y para colmo moderado por un judío, lo que produjo risas y aplausos entre los más de dos mil personas que se aglomeraron en las afueras del teatro donde se tuvo que colocar carpas y alto parlantes improvisados; tal fue el éxito de la convocatoria. Sin embargo, la inconveniencia del título, yo la veo desde otro punto de vista, y es que durante el desarrollo de las intervenciones se trataron, y con insistencia, otros temas de alto interés popular pero que nada van en la concepción de la existencia de un Dios; me refiero a temas como la caída del comunismo, los derechos humanos, el aborto y la autocrítica de la iglesia católica.

En tal sentido, para tratar la controversia entre los creyente, unos que creen en la existencia de Dios y otros que creen en que Dios no existe, veo la necesidad de separar aguas entre diferentes temas, que por más que sean de interés popular, van a confundir y enredar un desarrollo racional y emocional, de por sí ya engorroso.

Para separar aguas, creo que es necesario no confundir a Dios con los grandes iluminados, en especial Jesús, y ni menos a éstos con las religiones. Dios - Jesús - Religión son tres elementos de diferente naturaleza y como tal no son comparables. Es como comparar peras con manzanas, cada una de ellas puede ser bonita y rica de sabor o bien fea y abominable, pero lo uno no cataloga para la otra ni viceversa. Cuando hablamos de Dios, podemos hacer referencia a otras concepciones, pero jamás confundirlas ni menos extralimitarlas; por ejemplo, no ser católico apostólico romano, no significa ser ateo; así como ser teísta tampoco significa necesariamente ser cristiano ni menos católico.

En seguida, los temas mundanos, por llamarlos de alguna manera, surgen del hecho que cada interlocutor, no solamente se cree dueño de la verdad, sino que justifica este hecho. Tal vez es la soberbia del que dice lo que cree, de ahí la humildad con que se deben tratar los temas sensibles y emocionales. Y con esa humildad, yo creo que el tema de creer es un tema personal, de emociones, de sensibilidades, de vivencias y sobre todo, de experiencias. Nadie puede probar racionalmente la existencia o la no existencia de Dios a través de un documento o de un discurso, como así también y de la misma forma, nadie puede eliminar la fe en lo que uno siente.

Si un ser querido vuelve de un viaje y me cuenta que conoció un monumento tan maravilloso, como el Tal Mahal por ejemplo, me lo describe con tal detalle de grandeza pero yo no le creo; esa persona no tiene como probarlo, me puede mostrar fotos, darme el testimonio de sus amigos, hasta morir por hacerme creer, y puedo seguir sin creerle. No hay forma. Si nos ponemos por un momento en las calzas de Jesús, comprendemos cuando nos dice: "entiendo que no me crean por lo que digo ya que no tengo respaldo, pero por lo menos créanlo por lo que hago"… y se larga a hacer milagros para que por ese medio le crean lo que dice. La problemática de creer es muy complicada. Y mucho más complicada cuando los argumentos se enredan con otros de otra estirpe.

Para un teísta las emociones y sensaciones son sus formas más importantes de aprender y de aprehender; para un ateo lo es la ciencia, lo materialmente comprobable, el positivismo. Hoy por hoy, hay un serio esfuerzo por parte de los pensadores en un acercamiento entre la física y la metafísica (lo que está más allá de la física), con la marca inicial de no poder llegar a una conclusión última sin perder su propia identidad; pero es un esfuerzo muy importante ya que se puede avanzar en muchos campos a una velocidad impresionante como ya lo hemos descrito en otros artículos. La verdad última no la conocemos, y difícilmente algún día la vamos a poder conocer sin perder nuestra condición humana, ahora sólo podemos aplicar el método matemático de aproximaciones sucesivas; y así, la metafísica está aportando un amplio campo de investigación a la ciencia.

Un último punto:

Como el debate propiamente tal, majaderamente se tornó hacia problemas mundanos, se dejó a un lado las aseveraciones dadas por Flores en su escrito previo, como son sus fundamentos del ateismo, los que son de suma importancia y fascinantes. Ratzinger las ha respondido, de acuerdo a las razones católicas, en innumerables ocasiones tanto antes como con posteridad al debate, pero no conozco si las hubiera hecho directamente a esta intervención de Flores en comento; si lo hubiera hecho y no aparecen en el libro sería una falta de éste.

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