De la creación y los milagros

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2009-10-31 | ID: 513 | Categoría: Alma | Tema: Teología | Tipo: Pensamientos

Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen
de Dios le creó, macho y hembra los creó.

Génesis 1,27

Dios había creado un universo perfecto cuando decidió crear al hombre, varón y mujer, a su imagen y semejanza. Al hacerlo como imagen, y como fin último de la semejanza, los hizo para que se amaran y para que gobernaran la tierra. Por último, para que pudieran amar, les donó la libertad (libre albedrío), única forma de amar gratuitamente. El don de la libertad lleva en sí, como todo don, la posibilidad de perderse.

Como sea que haya sido la realidad, lo cierto es que los humanos perdimos parte de esa libertad por la estricta necesidad de gozar, al menos en algún grado, del confort, de la riqueza y/o del poder. (Las tres concupiscencias por las que se pierde la libertad).

DE LA CREACIÓN AL ATEISMO

La creación perfecta parecía haber fallado, ya que se veía claramente su imperfección al caer el hombre en tentación. De este simple racionamiento, salta la idea de un dios creador que no responde a un ser omnipotente y todopoderoso. Y al poco andar: para un dios así, que sólo pretende el bien sin consolidarlo, debe haber otro que pretenda el mal, y el hombre pensó en el dualismo (dos poderes iguales y contrarios). Y al andar otro poco más: no deseó a un dios que no sea capaz de ganarle al mal, mas si lo fuera y no reacciona, sería un dios perverso. Para rematar el argumento y ayudado por el desarrollo abismático de la ciencia, se llegó a pensar: ¿Para qué quiero a Dios si no lo necesito?

De esta forma, a través del positivismo (creer sólo en lo que se puede demostrar científicamente), el hombre que partió teísta, creyendo que Dios existe; llegó al ateismo, creyendo que Dios no existe. Se abrió la opción creyente.

LOS MILAGROS

Algo que influyó bastante en esta apertura atea, fue la popular interpretación de "los milagros", en el sentido de darle una intervención divina al desarrollo no común de un hecho ante nuestras súplicas. Si fuera ésta la realidad de los milagros, más perverso se ve a un Dios que permite el mal sin realizar milagros, aunque tenga que hacerlos en forma permanente.

PENSAMIENTO

He pensado mucho en esto y más aun cuando personalmente siento la presencia de un Dios magnífico en nuestro mundo. Al no poseer un conocimiento cabal en la materia, no tengo una respuesta clara al respecto, por lo que sólo deseo compartir con humildad el fruto de mi pensamiento unido al de mi experiencia.

Lo primero es que yo creo que la creación es perfecta. Si bien es cierto, que desde un punto de vista humano, nos acongojamos frente al sufrimiento del hombre justo, ese mismo Dios, Padre atemporal, de algún modo se temporizó en Hombre y Espíritu, y llegó a nosotros a mostrarnos varios caminos de escape hacia la liberación. Uno fue el camino del "amor al prójimo" para que sustituyéramos al antiguo y visceral código "ojo por ojo, diente por diente". Otro camino, semejante al anterior, es el camino de la "misericordia", del perdón. (Desde un punto de vista muy personal, creo que éste es el último bastión para volver al Creador).

Como el Hijo del Padre que se hizo hombre no tenía un referente para testimoniar lo que decía, se valió de los milagros: "si no creen lo que digo, al menos créanlo por lo que hago".

Y he aquí el punto: yo creo que los milagros los llevan a cabo los hombres como hombres, no como Dios ni como dioses. Somos los hombres los que tenemos la capacidad de realizar milagros porque fuimos dotados para ello por la misma creación; la cuestión es que ese poder pasa por un desarrollo místico, así como el poder para multiplicar pasa por un desarrollo matemático. Desarrollo místico que no es otra cosa ni tan complicado, que encontrar el alma divina que llevamos dentro de nosotros, desde nuestra creación a "semejanza", y que en este caso se activa con nuestra súplica así como con nuestro asombro.

EL PUENTE

Al darle sentido a mi vida, muchos de los acontecimientos diarios, que parecían ordinarios, ahora me parecen verdaderamente milagros, no tan solo por el acontecimiento como tal, sino que además, por lo que produce a nivel sensorial: uno se maravilla ante la naturaleza. ¿Quién al ver salir la luna en noche estrellada no piensa en un milagro? ¿qué es la belleza de una flor, la fidelidad de su perro, o ver curarse a un enfermo, si uno no es capaz de apreciarlas? La apreciación, el asombro, la gratitud, son los milagros en sí. Producido el milagro, como un hecho que nos hace dirigir ese sentido de vida hacia el Creador, atribuido a esta súplica de dolor o a este asombro ante hechos maravillosos, me hace sentir una manifestación de bien, o de 'gracia', que va desde lo profundo de mi alma hacia el mundo; con fines que aun no alcanzo a comprender del todo… Tal vez, porque como hombre asombrado o suplicante, ante el milagro producido por esa súplica de dolor o ese maravillado asombro, me siento como puente útil por medio del cual transporto 'oración de gracia' hacia el mundo, contribuyendo a mejorar su malogrado equilibrio producto de la pérdida de libertad que nos limita a amar...

CONCLUSIÓN

¿Quién sabe?... pero es así como veo que tanto el dolor como el asombro, se transforman milagrosamente en puente de 'gracia'; y que el hombre tiene uno más de los tantos sentidos que nos da y nos pide la vida.

Entonces, un poco extasiado, pienso que no sólo se nos dio el camino del amor y el camino de la misericordia, sino que también, ante el dolor y el asombro, se nos fue dado el camino de los milagros… Y sigo creyendo que me acompaña un Dios límite, único, perfecto, omnipotente y todopoderoso, que contiene en sí toda la potencia y todo el poder, pero que no interviene en su creación para que nosotros los hombres tengamos la oportunidad y la posibilidad de llegar a Él amorosa y libremente; es el hombre el que tiene la responsabilidad de realizar milagros y de cambiar al mundo de barro en divino, no Dios. Lo creado, creado está.

Francisco Bascuñán L.
Octubre 2009

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