La orden de los espíritus azules

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2010-01-31 | ID: 501 | Categoría: Espíritu | Tema: Mente | Tipo: Ideas, propuestas y proyectos

Invitación sin glamour

Francisco Bascuñán Letelier
Enero 2010

Esta es una invitación abierta para ingresar a la Orden de los Espíritus Azules. Tal vez algunos ya pertenecen a ella, incluso otros, sin saberlo, también. Es una invitación sin glamour, para ingresar no se requiere atuendo especial, ni día especial, ni hora especial, ni siquiera música especial. Más, ojala nadie lo sepa, tal vez por ello, es posible que pertenezcas a ella aun sin tu mismo saberlo.

Es una invitación a una orden de espíritu, si, de espíritu, no de sangre. Ya hemos visto muchos pactos y alianzas de sangre, y no huelen bien porque siempre hay un derrotado, uno gana y el otro pierde y el que pierde se pudre a tal punto que al fin del día nadie sabe quien tenía la razón, porque de ellos, no queda nadie vivo para que los interprete y en último término los defienda. Ya los Judíos (no Hebreos) que pretenden ser una raza de sangre elegida con una inusitada historia de violencia "ojo por ojo diente por diente"; ya los Católicos (no Cristianos) que en el nombre de la sangre de Cristo, al menos dudosa por sus resultados, dogmáticos e inquisidores, pretendieron imponer su verdad, estimándose en un millón los quemados en hoguera durante los 800 años de la 'inquisición'; ya los Marxista, sangre proletaria, más dogmáticos aun, que para imponer también su verdad, como los otros, produjeron el genocidio más grande de la historia universal, con más 110 millones de asesinados (Diario Izvestia 30 Oct. 1997); y ahora algunos Islámicos parecieran tomar el mismo derrotero. Y por otro lado los perdedores, para muestra sólo algunas barbaridades de nuestra era: primero los Druidas y Celtas que pasaron por el filo de las espadas romanas; luego los Maniqueos, Bogomilios y Cátaros, de los que se sabe muy poco ya que fueron todos exterminados, quemados vivos por orden de los papas católicos del siglo XIII (Papa Inocencio III entre los años 1209 y 1229), los últimos Cátaros, en 1244 en la gran hoguera en Monségur donde "perecieron 205 réprobos, 'culpables de herejía y obstinados en persistir en su error'. Sin embargo, pareciera que las llamas de esa hoguera no sólo siguen iluminando los profundos valles de los Pirineos del departamento de Ariège, sino también los repliegues tortuosos de la mala conciencia de la humanidad" (Jean Markale -El Enigma de los Cátaros- Edit. El Ateneo 2006); también los Templarios que corrieron la misma suerte 100 años después, el último "Jacobo de Molay" quemado el 18 de Marzo de 1314 en París por el rey Felipe IV El Hermoso, siendo papa Clemente V (el primero de los papas de Aviñón); y 700 años después, sólo hace pocos años atrás, los SS hitlerianos fueron exterminados por las tropas marxistas y los juicios de Nuremberg, sin que sepamos, tal vez para siempre, algo fidedigno de ellos que no sea lo que nos dicen los dioses vencedores.

Seguir así con alianzas de sangre pareciera no ser el camino del amor, ni de la paz, ni del conocimiento y ni menos de la prudencia; el "Ocaso de los dioses" así lo demuestra. Basta.

Esta invitación es a una orden radiante, luminosa e iluminadora, en donde la luz de lo alto cae directo en tu conciencia, en que todos ganan y en donde prima la libertad más intrínseca del ser humano. Es una invitación a nacer de nuevo en espíritu y dejar la sangre como carne.

Es la 'Orden de los Espíritus Azules'.

Aquí no hay más catedrales que la tuya propia enclavada en el centro de tu corazón, el único sacerdote eres tú y no hay más leyes que las dictadas imperiosamente por tu propia conciencia, y créeme que es la más salvaje de las leyes. Tus errores pueden ser perdonados por la sociedad, las religiones e incluso hasta por el mismo Dios, pero de ahí a que seas perdonado por ti mismo, es otro cantar y un largo camino.

Al principio, en tu catedral habitan tres personas. Primeramente, tu "cuerpo" de sangre y hueso del cual estamos plenamente conciente y que se encuentra, junto con todo el universo, encerrado en el plano espacio-tiempo (plano C). Después, al distinguir el hombre otra coordenada de vida que lo hace trascender, la coordenada del 'amor', amor que siendo más que caridad, más aun que fe y esperanza, constituyéndose en un modo de vida capaz de dar y entregar en forma gratuita; se forman otros dos planos que van a dar origen a otras dos personas que conforman al ser humano. La del "alma" que permanece estable en el tiempo ya que es atemporal, en donde no hay pasado ni futuro, tal vez la más enigmática de las personas, y vive aprisionada al plano amor-espacio (Plano A); y la del "espíritu "como brisa que fluye por doquier pero que no se ve, sólo se siente, y que también habita aprisionada, inmanente, ahora en el plano amor-tiempo (plano B). Después de estas tres personas, cuerpo, alma y espíritu, habita tu catedral una cuarta persona que corresponde al hombre integral, tridimensional por decirlo de algún modo, en ella y con ella interactúan las primeras tres personas. Y ésta cuarta persona eres tú, realmente tú. Búscala y una vez que la encuentres, sube a tu alado caballo blanco y vuela hacia lo que tú puedes llegar a ser, una divinidad, lo que se ha dado por llamar la 'gloria de Dios', razón última de tu existencia y a lo mejor hasta de la 'creación'; lo que correspondería a una quinta persona. "… Pero a todos los que lo recibieron, dióles poder de llegar a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre, los cuales no nacen de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de querer de hombre, sino de Dios". (Jn 1, 12-14).
¡Por ello la invitación es a nacer de nuevo, nacer en espíritu!

Cinco en tu corazón es ya multitud.

La 'Orden de los Espíritus Azules', está por sobre las religiones, sin negarlas ni confirmarlas, las supera. Los espíritus azules se encuentran más cercanos a las personas de la Trinidad, cohabitando sus mismos planos, aventurándose en sus mismos designios.

A los espíritus azules los conoces por su actitud de vida, no por uniformes ni distintivos especiales, son seres normales y corrientes que tienen por norte el 'amor gratuito', y eso se nota, porque los coloca en otro plano, no digamos superior, pero en otro plano.

El 'amor gratuito' es dar sin compensación, no es un intercambio 'yo te doy y tu me das', no, sólo tiene ida pero no vuelta. No sé si esta 'orden de espíritus azules' tiene una correspondencia, pero es un proceso místico que con seguridad es necesaria para compensar al mundo, dándole sentido y presagiando un destino grandioso. ¡Inimaginablemente grandioso y de inconmensurable libertad!

Espíritus Azules
que rondas los mares astrales,
las fronteras divinas;
gracias por tus fecundos aportes.

La magia de tu brisa
te hace llegar a los más profundo,
y se instala como brújula
en los recodos del camino.

Al marcar los derroteros de Cristo,
nos das la confianza necesaria
para que al renacer en espíritu,
lleguemos al reino de libertad.

¡Decídete! Depende únicamente de ti, no hay trámites, tu incorporación es instantánea, lo que demora un chasquido de dedos. Es el mismo tiempo que te demorarás en iniciar un vuelo maravilloso hacia tierras eternas de libertad.

En la introducción del libro 'La Matriz Divina' (Gregg Braden. Edit. SIRIO) leo un poema del escritor contemporáneo Christopher Logue; es un diálogo entre el maestro y sus iniciados:

Acercaos hasta el borde.
Podriamos caernos.
Acercaos hasta el borde.
¡Estamos demasiado alto!
ACERCAOS HASTA EL BORDE.
Y ellos se acercaron.
Y él los empujó.
Y ellos volaron.

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