Equilibrios

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2010-10-31 | ID: 458 | Categoría: Cosmos | Tema: Interés público | Tipo: Denuncias

Entre agradecimientos y ajustes de cuenta por los 33 mineros rescatados en Chile

Francisco Bascuñán Letelier
14 de Octubre 2020. La Serena, Chile

Cápsula Fénix
622 metros bajo tierra

Minero rescatado
Dando gracias

En un día como hoy la palabra es: GRACIAS.

Después del exitoso rescate de los 33 mineros atrapados en la mina San José, cercana a la ciudad de Copiapó, Chile; no cabe otra palabra que gracias. Gracias a Dios, al Gobierno, a todos los profesionales y trabajadores que intervinieron en él y al mundo entero por sus aportes humanos, tecnológicos y cadenas de oraciones. Al menos si yo hubiera estado en el lugar de esos mineros, no me caben dudas que hubiera deseado estar en manos de estas personas, las que durante el proceso, nos deslumbraron con sus capacidades de decisión, de humildad para pedir ayuda, de conocimientos técnicos aplicados y por sobre todo con una fe inquebrantable ante lo imposible.

El epílogo:
Además de dar gracias, aprender a trabajar con más grados de seguridad.

Decir o anunciar medidas de este tipo es fácil, lo difícil es concretarlas de forma tal que permita llevarlas a la práctica. Claro, tendríamos que ser unos depravados para no desear el bien a nuestros trabajadores que elaboran en la pequeña y mediana empresa, donde las cosas realmente cuestan. Nos gustaría llegar en limusina a trabajar todos los días, pero ¿quién lo paga?, les aseguro que si los mineros chilenos pudieran hacerlo, lo harían, y ¿conociéndolos?, estoy seguro.

Para el tercio de chilenos que viven en Santiago, les es difícil entender a los otros dos tercios que viven bajo una franja de seguridad en el trabajo muy paupérrima, así como a éstos, les cuesta entender la vida tan apetecida y tan insegura que ofrece Santiago. Ahora se piensa exigirle a toda las PYMES que aumenten sus costos en seguridad. Está muy bien, ¿pero, otra vez, quién lo paga? No debemos olvidar que este tipo de empresas de producción, no solamente requiere de la mayor fuente de trabajo del país, sino que financia en gran medida la lujuriosa vida de los empresarios de la banca, de las instituciones financieras y de las grandes y monopólicas tiendas del país.

Bien, cada uno con sus conciencias, pero esto no responde la gran pregunta: ¿quién paga?

¡Ah… ya sé!

Si de responsabilidades individuales se trata, y así como ya lo anunció anoche el gobierno, los dueños de la mina San José tendrían que pagar los 10 ó 20 millones de dólares que costará el rescate; así también, podríamos destinar un poco de los 60 millones de dólares mensuales con que se subsidian los pasajes del Transantiago, para ir a invertirlos en seguridad del resto de las minas de Chile. Como ya se han gastado, o subsidiados, más de mil millones de dólares en el mismo proyecto del Transantiago, alcanzaría para afrontar más de 100 exitosos rescates o bien para prevenirlos.

Otro ajuste de responsabilidades individuales, podría ser ajustar las cuentas de las personas (individuales) que procedieron a despilfarrar los Ferrocarriles del Estado, total son otros mil millones de dólares y más. Alcanzaría para otros 100 exitosos rescates o para prevenirlos.

Ni preguntar cuánto nos cuesta la pésima educación, la mala salud o el espléndido aparataje político.

Pero NO; no va a resultar este método. No, porque para ello, cada chileno tendría que responsabilizarse de sus propias acciones, y esto, ya entra en la franja de seguridad del tercio de chilenos que viven en Santiago, y este tercio no va a estar dispuesto a aflojar. ¿Pagar lo que realmente vale el transporte urbano? ¿Desviar los capitales de las carreteras urbanas hacia las carreteras rurales y de producción? ¿Hacer funcionar efectivamente el SERNAC financiero? ¿Comprarles a los productores sus productos a un precio justo? (ej. Dependiendo de la fecha, un pepino de ensalada que el campesino lo vende en 50 pesos, en el supermercado se encuentra a 300 pesos). Éstas y otras tantas preguntas, son muchas como para creer que pueda funcionar el método de las responsabilidades individuales tal que financie la seguridad industrial.

Con este tipo de elucubraciones, no estamos llegando a un resultado que nos permita financiar una adecuada seguridad industrial, pero hay algo claro, la responsabilidad de vivir en un país desarrollado, como desea nuestro presidente, no recae solamente en la "cabeza de turco", recae en la responsabilidad individual de cada ciudadano, muy especialmente en el primer tercio; y este concepto, debería estar meridianamente claro en la conciencia de cada uno de nosotros y de los políticos, antes de dar el próximo paso. El problema se nos viene encima, porque este próximo paso lo vamos a dar si ó sí, y si en el proceso no tomamos la debida y necesaria conciencia, la embarrada que vamos a dejar atrás va a ser memorable. El mundo no nos va aguantar que tengamos que hacer otro rescate, de cualquier tipo de empresa, por muy exitoso que este sea. Acordémonos que no somos ni marxistas ni chinos.

Lo otro que me quedó claro, es que con el temple demostrado por los chilenos durante este año, especialmente por los mineros recién rescatados y sus familias, seguidos con los signos de fe, de unidad y de solidaridad; y todo esto conducido y respaldado por un gobierno decidido a hacer las cosas bien, vamos a seguir pedaleando para adelante como sea, y al final vamos a lograr llegar a todos los destinos que deseemos y que ojala los merezcamos.

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