El lugar de Dios: ¿Atrapado por la religión?

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2013-08-31 | ID: 1 | Categoría: Espíritu | Tema: Reflexiones | Tipo: Pensamientos

Dios está en el Cielo en la Tierra y en TODO lugar.
(Catecismo Católico)

Luego de sentir la presencia de Dios, lo más inmediato es preguntarse en qué lugar se encuentra. Y cuando hablamos de lugar, no nos referimos solamente al mundo material manifestado en el plano cósmico y sustentado por las coordenadas espacio-tiempo, sino que un lugar que abarque los planos donde se encuentran, habitan y se manifiestan, las almas y los espíritus. Existen intrincadas explicaciones al respecto, siendo tal vez la más simple, pura y completa, la que nos da el 'Catecismo Cristiano' y que dice: "Dios se encuentra en el Cielo en la Tierra y en todo lugar". Podría haber dicho simplemente "Dios está en todo lugar"; sin embargo hace una diferenciación de lugares, dando a entender que su existencia se manifiesta también en otros planos de vida.

"Dios está en todo lugar", armoniza con la idea de un Dios indivisible y a la vez cercano; y dice relación con la inclusión de su presencia en todo lo creado y en lo no creado.

La manifestación de su presencia la encontramos en sus atributos: en la belleza, en la armonía, en el desprendimiento, en el cariño; en una palabra: en la perfección.

En cuanto a los hombres se refiere, encontraríamos a Dios en todo nuestro ser y en todo nuestro medio.  Tan cercano como eso, y tan compenetrado como lo es el ADN en nuestro desarrollo carnal; donde el todo se encuentra en cada una de sus partes y cada una de sus partes constituye el todo, es Holográfico; e incluso, tal vez podemos hablar de co-substancial. Por consiguiente, Dios se encontraría en cada molécula de nuestra existencia, y más que molécula, hasta en lo más intrínseco imaginable. Por ello, el ser humano se encuentra con capacidades divinas, como lo es la  capacidad de crear, amar, admirar (la belleza) y, una de las más importantes, perdonar; entre otras. La responsabilidad individual de hacer buen uso de estas capacidades también está en juego.

Podemos concluir el necesario y recíproco cariño que nos lo debemos con la naturaleza toda, entera, sin dejar nada, ni menos nadie, afuera. Es la inclusión en una unión férrea, es la "Pacha Mama".

Refiriéndose a este concepto de intrínseca unión, deseamos traer a estas líneas un hermoso trozo del texto del Evangelio de San Juan, que lo hemos denominado "Oda a la Unión":

Oda a la Unión

Jesús dirigiéndose al Padre...

«No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra.
Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti.
Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno:
yo en ellos y tú en mí.
Así alcanzarán la perfección en la unidad,
y el mundo conocerá que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me amas a mí.
Padre, ya que me los has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy
y que contemplen la Gloria que tú ya me das,
porque me amabas antes que comenzara el mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocía,
y éstos a su vez han conocido que tú me has enviado.
Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer,
para que el amor con que tú me amas esté en ellos y también yo esté en ellos.»
[San Juan 17, 20-2]

Definitivamente pareciera que Dios no sólo se encuentra en las Iglesias, reclutado bajo sus propias normas y creencias, sino que además, en todo lo creado y no creado; pero muy especialmente en el corazón o en la conciencia de cada ser, todo de acuerdo a una perfecta armonía y justa medida.

Enviar

Ir al inicio