Los sin puntos
Autor: Francisco Bascuñán Walker | Fecha: 2011-05-31 | ID: 413 | Categoría: Cosmos | Tema: Ciencias sociales | Tipo: Pensamientos
Cuando Guillermo dijo su discurso magnifico, nadie lo escuchó,
pues todos veían el perejil pegado en su diente.
Jamás el hombre (léase varón) ha sido tan agredido como hoy en día, en Chile.
Su imagen colectiva ha sido constantemente desprestigiada por los medios, y esta, repetida como es lógico por el ganado humano en pleno. Los medios han puesto la vista en todos los defectos fundamentales y al concentrar la visión en ellos han nublado el juicio grupal, construyendo un paradigma del hombre lejos de la realidad.
Cuando un delincuente asesina a su conviviente el delito es definido como "Femicidio", esto no sólo habla del delito sino también del delincuente… un hombre. El definir a un género para identificar un delito es una generalización grave. El mensaje es: "los hombres son golpeadores".
Para qué comentar lo referente a nuestro rol de padres. Es común ver como los medios y la gente en general se refiere muy de mala manera a nuestra abnegada labor. De tanto repetir lo mismo, ya comenzó a socavarse la consistencia de aquellos que sí mantienen las familias de Chile.
Los hombres no somos como las mujeres, y en un mundo de mujeres, donde los patrones de consumo están dirigidos a las mujeres es lógico que no encajemos. Es el paradigma 'del consumo y la acumulación' vrs. el paradigma 'de la producción y la provisión'. Son mundos diferentes, antiguamente complementarios, hoy en Chile no, básicamente aquellos que somos proveedores, somos, SOLO proveedores… léase como menosprecio.
En un mundo de mujeres, los hombres generan roces, porque biológicamente somos cazadores y no recolectores. 200.000 años cazando grandes presas con otros hombres, grandes caminatas y aventuras, sana competencia en libertad. La provisión de alimento no era SOLO provisión, era la diferencia entre progresar o extinguirse.
Hoy no somos muy diferentes, conservamos esa misma distancia con las mujeres… tomamos decisiones y nos movemos más rápido, somos menos apegados a las cosas, pensamos en la dirección correcta aunque eso sea poco práctico. Velamos por la estructura pese a la comodidad de nosotros mismos y somos proveedores aunque no queramos, aunque no nos reconozcan el rol, aunque no nos agradezcan nada, aunque no nos amen.
Ser hombres es, entre otras cosas, seguir caminando sin quejarse por este mundo femenino, de entrar al baño y encontrar las tapas de wc abajo, de recolecciones interminables en malles, de cargas y compromisos sociales (poco felices), de que cada vez que compre algo en el supermercado la cajera me pregunte:
"¿acumula puntos señor?"
Francisco Bascuñán Walker
Mayo 2011