Una opinión de sentido común

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2011-06-30 | ID: 395 | Categoría: Cosmos | Tema: Interés público | Tipo: Ideas, propuestas y proyectos

Lo primero que llama la atención, al ver la desmesurada reacción de ciertas personas, es la vehemencia y nula información, llegando a los límites de la poca seriedad, con que la sociedad chilena ha tratado este importante tema energético.

Pareciera que HidroAysén fuera un proyecto de tal gravitación, que actuara como un gran 'Hoyo Negro', absorbiendo todo lo que se le acerca. La razón, los sentimientos, las instituciones, los procedimientos, las expresiones, las marchas, las pedradas, los insultos… y las ONGs, todo cuanto se acerca, gira desordenadamente dando tumbos para finalmente caer en la inconsistencia. Ante un desastre tan importante y de tal envergadura que atañe a toda la humanidad, como lo es la falta de energía, los seres humanos actuamos desatentadamente, donde no solamente falta la cordura, sino que también faltan los ideales y los líderes que nos guíen por sendas inteligentes y claras, que no rompan con el sentido común y que hagan mérito al único elemento que nos distinguen a los seres humanos del resto de los habitantes de este mundo.

El manejo de la energía, ha estado presente desde los orígenes del ser humano. Pareciera que no hace mucho tiempo que estuvimos en la desesperada búsqueda de la tecnología para dominar el fuego; seguramente pasando muchas veces por la desgracia que se arrancara, quemando grandes explanadas de selva. Desde ahí, la historia es larga en esta materia, siempre controvertida y llena de situaciones complejas y contrapuestas, las más, llegando a guerras fraticidas.

Hoy no es la excepción, y vemos como estas fuerzas contrapuestas actúan:

Paraíso perdido

La base de la discusión se encuentra en la especie humana como tal, ya que la depredación va intrínsicamente unida al desarrollo de la vida del hombre, y para colmo, lo hace en mayor medida que cualquier otra criatura animal del planeta. El problema se acrecienta aun más, cuando la cantidad de seres humanos del planeta, en los últimos 300 años (desde el año 1700 d C en adelante), sube a los 7.000 millones (2011) contra los más o menos 100 millones de humanos, y aun menos, que habitaron el planeta en los 10 mil años anteriores.

El siguiente gráfico es elocuente:


Gráfico Población Mundial en miles de millones de habitantes.
Fuente: PRB y UN (1998)

A este ritmo, es imposible mantener nuestro planeta como nos gustaría a todos, inexorablemente lo vamos transformando poco a poco en un paraíso perdido. ¡A quién le va a gustar pasar una línea de alta tensión por medio de un paraje hermoso o llenar nuestros lomajes costeros de Coquimbo con enormes aspas giratorias, o contaminar las costas de nuestro fascinante mar con humos ácidos; o llenar de células fotoeléctricas nuestro inmenso, imponente y colorido desierto; o tapar con enormes turbinas los majestuosos géiseres! Esta es la primera frustración a que nos encontramos sumidos en los inicios de la discusión, no tan solo del proyecto HidroAysen, sino que en la búsqueda de la energía necesaria para la subsistencia de la raza humana en la tierra; incluso considerando la escasez del agua y hasta del aire. Sin embargo, cualquiera sea la solución, vamos a seguir depredando…

Formas de expresión

Otra de las aristas del problema que tratamos, es la novedosa y al mismo tiempo ancestral forma de expresión. Lo que la humanidad tardó miles de año en ganar, que fue la democracia representativa para contrarrestar al más fuerte con la razón y la prudencia, ahora vemos como inevitablemente retrocedemos a 'ganar la calle'. Es que algo anda muy mal. No hay que ser demasiado avispado para darse cuenta que nuestra sociedad, con tanta farándula, perdió su capacidad de dialogar, de entender al otro, perdiendo a su vez la capacidad de comunicación entre nuestros representantes y nosotros, los representados. Nuestros representantes, nos guste o no, son los señores políticos. (Esta frase me suena…) Debemos preguntarnos: ¿Cuál es el diálogo que han tenido los medio-ambientalistas, y otros manifestantes, con los políticos? ¿Cuáles son las conclusiones a que han llegado como forma de propuesta para sus representantes? ¿Desean realmente la subsistencia del hombre en la tierra, y si es así, de cuales hombres? ¿Cuáles son sus responsabilidades individuales ante esas supuestas propuestas? ¿Se está dispuesto a un sacrificio personal o bien todos los sacrificios son de los 'otros'? ¿Quiénes son sus representantes democráticos? ¿O bien, que es lo más grave, esta nueva manera de relacionarnos socialmente, encubre otra forma de gobernarnos?

Pereciera que el problema no se va a resolver bien por medio de este sistema de expresión. Porque aun nos falta por ver lo que sucederá cuando se junten en la calle contigua, otra tanta cantidad de gente de opinión contraria. Aunque la cantidad de personas en combate podría no ser muy significativa en cuanto a representación de votos, sí lo sería en cuanto a un desenlace violento. Sería como pasarle los problemas del país para que los resolvieran las barras bravas del fútbol.

Estas formas de expresión, la mayoría de ellas financiadas por organizaciones extranjeras no gubernamentales, nos fanatizan las mentes, nos limitan la posibilidad de pensar por nuestra cuenta en forma desprejuiciada, haciéndonos cada vez más difícil el diálogo franco y constructivo entre aquellos que desean dar una solución que vaya al fondo del problema.

Las ONG

Las Organizaciones no Gubernamentales (ONG), no son entes que salgan de la nada, al contrario, lo hacen en forma organizada, financiada con fondos no muy claros y con objetivos claves. Los objetivos importantes para las ONGs no los hacen notar en la primera línea de publicidad, siempre se encuentran disfrazados por algunos más atractivos para el común de la gente. Como ejemplo, ya en los comienzos de nuestra nación como vida independiente, fuimos sorprendidos por la primera ONG, la Logia Lautarina, que ante el atractivo slogan de la independencia de la Corona Española, los países americanos fuimos degradados hasta el fondo de nuestras almas, al tener que admitir que fuimos engañados ante todas sus atrocidades, en circunstancias que el fin último de esa ONG no era nuestra independencia sino que la destrucción económica de España; más aun, su interés real era frenar la formación de otro polo económico latinoamericano, desestimando e impidiendo a 'ultr transa' toda posibilidad de unión entre los pueblos americanos recién independizados. De ahí hasta la 'uvas envenenadas' hay un gran trecho de desventuras.

Hoy, los centros de energía, son de incalculable potencial económico, y seguro que no está en las miras de los que financian estas ONGs, que estos recursos vayan a para al grupúsculo de personas que se les ocurrió vivir en estos confines del planeta, llamado Chile. Pareciera que la derrota de nuestra pobreza pasa no solo por un adecuado manejo financiero y educativo por parte de nuestros gobiernos, sino que además, por la elaboración de buenas estrategias para contrarrestar los intereses foráneos, que ya desde hace mucho tiempo, se contraponen con los de nuestro desarrollo.

Problemas de fondo

Como se expresara al principio, el problema muy de fondo radica en el hombre mismo, en su nula capacidad de sobrevivir sin depredar. Este hecho, trae a la conciencia humana, una decisión interior totalmente radical:

¿Tiene el hombre el derecho a vivir en el planeta hasta hacerlo reventar?

Porque no olvidemos que estamos tratando de resolver un problema infinito en cuanto a cantidad de hombres, con recursos finitos como lo es la energía; sin dejar a un lado los otros recurso, también finitos, que requiere el hombre para subsistir. Cualquier solución es pan para hoy y hambre para mañana. Entonces, tarde o temprano la humanidad tendrá que decidir si se controla la cantidad de personas que vivan en el planeta y se moderen los gastos de recursos a niveles de subsistencia, o si se decide que muramos todos, hasta el último hálito, en la rueda del desastre por falta de ellos. Seguramente, como nada de esto va a suceder, va a ser la naturaleza misma la que va a reaccionar, y ya muy bien sabemos que ella lo hace siempre en forma atroz. De hecho, podemos apreciar que ya lo está haciendo.

Dos indiscutidos científicos de la actualidad, Martin Rees, (pronto a recibir el premio de la Fundación John Templeton, conocido como Templeton Prize for Progress Toward Research or Discoveries about Spiritual Realities, siendo el premio económicamente más alto que se le da un científico, más de un millón de euros); y Stephen Hawking, (considerado un genio que entre otros aportes, descubrió los hoyos negros y muy conocido por su libre "Breve Historia del Tiempo"); ante la pregunta: ¿Cuando termina la humanidad? Rees coincide con los pronósticos de Stephen Hawking quien asegura: "en los dos próximos siglos, sigo siendo optimista", "quizás sea antes, y la cuestión se decidirá en los próximos cien años". "Todo dependerá de nuestra capacidad de reemplazar la explotación contaminante por las alternativas sostenibles".

Esperanza

Por último, no podemos dejar de considerar el hecho que los chilenos, ya sea por su estrella, por un sexto sentido no explicitado, por la suerte, o por la fortuna de la Divina Providencia, en el desarrollo de nuestra historia siempre hemos podido sobrepasar nuestras dificultades en formas únicas y creativas, de modo de salir airosos, con la frente en alto, a lo más, pobres en lo material pero grandes en lo espiritual. No perdamos la esperanza esta vez, ya que ante las necesidades de darnos una buena transformación educacional, definir nuestra matriz de recursos naturales - entre ellos la energética -, y retomar los valores morales de convivencia; vamos a seguir contando con esa estrella que nos ilumina y nos da valor para darnos por los demás, anteponiendo nuestros intereses personales ante el devenir que nos exige la responsabilidad de dar, adecuadas y concretas soluciones, a nuestros hijos del mañana.

Francisco Bascuñán Letelier
Junio de 2011

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