Política y libertad

Autor: Francisco Bascuñán Letelier | Fecha: 2014-04-17 | ID: 144 | Categoría: Cosmos | Tema: Interés público | Tipo: Denuncias

Cuando una ciudadanía, después de largas luchas ancestrales, ha conseguido establecer como ‘derechos’ el poder trabajar en lo que desee, vivir donde mejor le plazca, formar la familia de sus sueños, educar a sus hijos de acuerdo a su libre elección, profesar la religión de su fe, viajar al extranjero sin trabas, etc., y no ser esclavo de patrones ni menos de estados totalitarios, y además, que todo esto le parezca normal y seguro, como si no fuera posible que este estado se pudiese acabar; quiere decir que esa forma de vida se encuentra en peligro y vulnerable. Una ciudadanía vulnerable porque, como dormida, no percibe ni dimensiona los ataques a que está siendo objeto por los recalcitrantes individuos que se empecinan por emprender caminos totalitarios muy lejos del bien, de la libertad y de la paz.
 
Esto es precisamente lo que sucedió y está sucediendo en Venezuela, por mencionar sólo uno de los tantos países, que intentando salir del imperialismo británico norteamericano, han caído en el marxismo y otros estados totalitarios. Es de considerar que en Venezuela, siendo uno de los países más ricos de Sudamérica, se encuentra restringida, no sólo la libertad de expresión, si no que la del trabajo y hasta la de la comida. Tanto la extrema pobreza como la extrema riqueza, nos hacen perder nuestras libertades.

Protestas en Venezuela, 2014

Venezuela en el 2014

Es la ‘libertad’ la que se encuentra en juego. 

A pesar que la libertad nunca se puede lograr a cabalidad, al menos en este mundo, consideramos que en el Chile de hoy gozamos de ella lo suficiente, y tal vez irresponsablemente en demasía, como para practicar libremente las ya indicadas anteriormente al inicio de este artículo. Y precisamente, en un país como Chile, que tiene la experiencia vivida durante y después de la Unidad Popular, pareciera seguir fiel y tontamente el camino Chavista, porque sin desmedro de que los métodos para hacerse del poder son mucho más sofisticado que los antiguos métodos marxistas, el resultado es muy similar; como similar es la situación de Cuba y Venezuela: un constante estrangulamiento de las libertades individuales y colectivas, con el consiguiente estado de violencia. Históricamente, toda vez que al ser humano se le restringen sus libertades, el resultado se manifiesta en violencia.

Es así pues, como las tres principales reformas anunciadas por el actual gobierno de la Sra. Bachelet: constitución, tributación y educación, van en el mismo sentido: hacer de Chile un estado totalitario sin vuelta atrás; más aún cuando la Fuerzas Armadas, que son las instituciones garantes de mantener la liberad y hacer respetar la constitución, se encuentran anímicamente muy debilitadas y con un contingente de oficiales mayoritariamente proclive al socialismo, y esto, asociado a una pretendida solución de alto riesgo e incertidumbre, la haría inviable.

Las tres reformas aludidas dan mayor preponderancia al Estado por sobre las personas individuales, tanto en relación al poder político como al económico y al social. El proyecto de ‘educación’ requiere fondos de calibre, no sólo para reforzar la educación pública, sino que además, para eliminar la educación privada, es decir para que todos los niños chilenos aprendan únicamente lo que el Estado considere adecuado de acuerdo a las verdades y puntos de vista históricos que tenga el gobierno de turno. Y esto, fundamentalmente referido a filosofía de vida, a religión y al desenvolvimiento social.

La reforma ‘tributaria’, con la máscara de la igualdad, es una falacia toda vez que se sabe de sobra que todo impuesto al ahorro hace disminuir la actividad económica y que a la larga, lo termina pagando el consumidor. Con esta reforma tributaria, como actualmente se encuentra propuesta, se va a conseguir más desempleo, más pobreza y menor calidad de vida. La única manera de atajar la desigualdad, es frenando los abusos, abusos que provienen fundamentalmente de la banca y de las grandes empresas pro monopólicas, para lo que los gobiernos de izquierda han demostrado, con claridad meridiana, su ineptitud sino su complicidad. En resumen, la reforma tributaria es sólo un ardid para lograr el derrumbe de la economía social de mercado y dominar políticamente la pobreza.

La reforma a la ‘constitución’, es la guinda de la torta. Si la actual constitución requiriese de alguna modificación, no es necesario de gran escándalo ni menos de asambleas constituyentes u otras macanas por el estilo. Para lo único que se requiere un cambio fundamental que justifique la batahola que se ha formado, es para que el socialismo se eternice en el poder. Primero dándole más autoridad a las instituciones del estado para posteriormente intervenir en los registros electorales y tribunales de elecciones, y así, perpetuarse en el poder y no soltar más el gobierno. Es una treta más vieja que el pan.

Una clase magistral de cómo tomar el poder, de acuerdo al socialismo renovado versión 3, se puede encontrar en un video de tan sólo 8 minutos que se adjunta (clic aquí) y que consideramos de mucha importancia para tomar conciencia de este proceso que analizamos, fue desarrollado por los profesores Sra. Marisol Sarria Pietri y Sr. Allen R. Brewer-Carias; narrado por Macky Arenas.

Este es el penoso panorama político que se ve por delante hacia una pérdida de libertad en todos los ámbitos de la vida civil, una lucha implacable para ostentar el poder a cualquier precio, y un asombroso desinterés de una ciudadanía intelectualmente floja pero empoderada e ignorante, mayoritariamente embobada ante las pomposas alfombras rojas, ‘realities’ y programas televisivos que constantemente distorsionan la realidad, con faltas graves a la ética, y los que no contribuyen en nada a una vida armónica y de paz. A pesar de todo lo dicho, es de esperar que la sempiterna estrella de Chile se vuelva a iluminar, haciendo eco de estas observaciones, en la mente y las conciencias de los parlamentarios que les tocará votar las referidas leyes.

Francisco Bascuñán L.
Los Maitenes, Abril 2014
 

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